Alejandro Murat, morenista ¿de “hueso guinda”?

LA RETAGUARDIA

ADRIANA MORENO CORDERO

  • Rocha Moya, con alfileres

Con razón, varios de los ahora expriístas que migraron a Morena para obtener más beneficios, lo hicieron tan a la callada, así como para que no los vieran hasta tener una posición por demás asegurada en el segundo piso de esta errada y llamada cuarta transformación.

Y un caso por demás ilustrativo es ni más ni menos que el del exgobernador de Oaxaca, Alejandro Murat que, como se recordará, acudía a los mítines de la entonces candidata presidencial de la alianza “Sigamos Haciendo Historia”, Claudia Sheinbaum, tapándose con la gorra o bien, envuelto en una chamarra curiosamente, color guinda.

Lo que obtuvo Murat Hinojosa le vino muy bien; llegó al Senado de la República y como premio, el oficialismo le dio la presidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta.

Su actuación durante la controvertida iniciativa llamada de “Supremacía Legislativa”, fue soberbia, tratando de hacer sonar su voz por el micrófono mientras la oposición, con sirenas y altavoces, le impidieron que sus ahora flamantes correligionarios escucharan su discurso, ¡qué pena!

El caso es que el exmandatario oaxaqueño, desde que se redimió en el morenismo, ha sabido “amarrarse el dedo” y dice ser una de las personas más cercanas a la presidenta Claudia Sheinbaum. Sin embargo, en su afán de brincar y hacer lo que sea para que la jefa del Ejecutiva lo voltee a ver, le ha salido, -como se dice-, “el chirrión por el palito pues, según se sabe, la distancia que hay entre México y España no ha sido obstáculo para que el senador de “hueso guinda” se vea presuntamente involucrado en un escándalo que por cierto ya tiene algún tiempo y que entre otras secuelas tiene que el gobierno español de Pedro Sánchez camine por la cuerda floja.

Hay un personaje cercano al exgobernador oaxaqueño que pareciera ser el eslabón en este entuerto y se trata de José Luis Abalos, exconsul del gobierno ibérico en Oaxaca. Pero hay alguien diríase que más arriba y es Víctor de Aldama, que sería el pilar central en torno al cual giran operaciones de muy dudoso origen. 

Ambos españoles, -se dice en México y en España-, además de verse ampliamente beneficiados por el entonces gobernador oaxaqueño, habrían tenido influencia en la llegada de Sheinbaum Pardo a Palacio Nacional, valiéndose, desde luego del senador Murat. ¿Será?

Por otra parte y siguiendo con el partido guinda, así, Morena y aliados sostienen al cuestionado gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, con alfileres que no tienen ningún asidero y de un momento a otro se caerán ante lo débil que son y el peso que cargan.

No obstante, el mandatario estatal intenta aferrarse a lo que sea y en su estrategia estuvo incluida una visita a los legisladores de Morena en el Congreso de la Unión para que lo acogieran, pues estar asido a alfileres, cada día se le complica más al gobernador sinaloense y lo ha colocado en el círculo de la desesperación al quedar al descubierto quiénes eran sus más acérrimos enemigos políticos y de qué manera terminaron. 

En la Cámara de Diputados, donde fue recibido por el coordinador morenista, Ricardo Monreal, tuvo muy desatinadas declaraciones: “¿Qué tenemos ahora (en Sinaloa)? Bueno, una situación que todavía no para” y antes repitió una vez más que esta sangrienta situación en su estado se desató ese nefasto 25 de julio, cuando Ismael “el Mayo” Zambada fue secuestrado o entregado a Estados Unidos por Joaquín Guzmán López, lo que desató la guerra entre los “Chapitos” contra la “Mayiza”.

Luego, reunido con senadores morenistas encabezados por Adán Augusto López Hernández, el gobernador Rocha Moya dijo algo que causó miradas de sorpresa entre los propios legisladores del partido guinda al asegurarles que en esta crisis que vive Sinaloa, pueden confiar en él.

Definitivamente, no hay prueba alguna con la que el mandatario sinaloense pueda respaldar su aseveración, sin embargo, aun así, logró conseguir defensores como por ejemplo, el del senador por Puebla, Ignacio Mier quien puso a Rubén Rocha como un hombre que “no traiciona al pueblo ni a nuestro movimiento”.

Los apoyos guindas no le otorgan a Rocha Moya ni la más mínima capacidad para aminorar aunque sea un poco a la convulsionada Sinaloa, estado del que se aleja cada vez que puede por no tener respuesta respecto a que su administración no atina a hacer nada no solo en este sangriento tema. 

En Morena además, han entrado en problemas al no tener a quién culpar de la crítica situación que se vive en Sinaloa de manera inmediata, es decir, les sería muy complicado señalar a la anterior administración, por eso, el senador Mier retrocedió 24 años, cuando un exgobernador de Sinaloa, Francisco Labastida Ochoa, era secretario de Gobernación y aspiró a la presidencia de la República y aún antes, cuando se desempeñó como mandatario estatal. 

Recientemente, Labastida Ochoa acusó públicamente a Rubén Rocha de haber llegado al poder con el respaldo del narcotráfico y que la crisis en el estado, podría durar varios años, o sea, el oficialismo no tendría por qué confiar en un gobernador que está detenido por alfileres y aun así lo defienden.

MUNICIONES

*** Cuando Claudia Sheinbaum era jefa de Gobierno de la Ciudad de México, se congratuló, sonrió y aplaudió de que según ella, los granaderos habían desaparecido. Qué bueno que para la jefa del Ejecutivo así haya sido, pero no. Ayer, en la celebración del Gran Premio de México en el que, desafortunadamente Sergio “Checo” Pérez quedó en lugar 17 derrumbando las esperanzas de muchísimos aficionados a los autos de carreras, hasta la Puerta 6 del Autódromo “Hermanos Rodríguez”, llegaron a manifestarse trabajadores del Poder Judicial. Y de repente, comenzaron a llegar elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de la CDMX que a pesar de que “caminaban como patos, hacían como patos” y hasta plumas tenían, pues resulta que no, no eran granaderos. El caso es que se dieron a la tarea de encapsular a los manifestantes. En la manta más grande se podía leer: “nadie se burla de los mexicanos, solo Morena” y la consigna: “juez votado, político asegurado”. Sin duda, los granaderos no granaderos coartaron la libertad de expresión que se supone que los manifestantes deberían tener. Por su parte, la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito del Poder Judicial de la Federación, (JUFED), anunciaron que recurrirán a instancias internacionales para denunciar el uso de la fuerza del Estado para impedir la defensa de sus derechos.