Cambio climático fronterizo 

Desde las Fuentes

Arturo de las Fuentes

 

2023 ha sido un año crucial en materia ambiental en la frontera México – Estados Unidos, toda vez que ha sido el año en el que se han evidenciado de manera contundente, los efectos del cambio climático en una zona que, si bien se caracterizaba por climas extremosos, no se habían presentado incrementos como los que se han vivido durante los últimos meses.

Recordemos que la frontera se divide en dos grandes espacios: la frontera seca, que va desde Tijuana hasta Ciudad Juárez, y la frontera fluvial, que va desde Ciudad Juárez hasta Matamoros. En consecuencia, los efectos del cambio climático varían de región en región, conformando un conjunto de problemáticas que deben ser atendidas desde distintos campos y con diferentes estrategias.

El común denominador: los aumentos de temperatura, que han impactado a la zona fronteriza y potenciando efectos que, históricamente, no se habían mostrado en la región. Mientras en Europa se vive uno de los veranos más calurosos con 2.5 grados más caliente en relación con otros años, en la frontera México – Estados Unidos se ha registrado un incremento de 2 grados centígrados.

Los gobiernos locales han emitido alertas y han establecido servicios de emergencia, para atender los efectos de las olas de calor que han sido, en algunos espacios, desmedido y complejo de atender. Arizona, por ejemplo, lleva meses sin lluvia y las últimas semanas con temperaturas cercanas a los 48 grados. Algo similar ha ocurrido en el estado de Chihuahua, que ha superado los 40 grados centígrados en los últimos meses y condiciones extremas de calor.

Esta ola de calor ha provocado el fallecimiento de decenas de personas y condiciones climáticas extremas en distintas regiones. Si bien es cierto que las temperaturas a lo largo de la frontera suelen ser extremosas, el calor de este verano ha sido severo, llevando a que las condiciones desérticas de la frontera seca sean realmente implacables. 

Este mismo fenómeno se está presentando en la frontera fluvial. Texas, uno de los estados más grandes de los Estados Unidos, ha vivido una intensa ola de calor durante los últimos meses, convirtiéndose incluso, en uno de los lugares más calurosos del planeta. 

Estas condiciones agravan otros fenómenos como lo son los procesos migratorios que ya de por sí son complejos pero que, por las condiciones extremas ponen aún más en riesgo la vida de las personas que emprenden largos y peligrosos viajes por zonas cada vez más complejas.

Sin duda, el cambio climático fronterizo es un tema más de la relación bilateral que necesita ser atendido de manera conjunta y con estrategias compartidas entre ambos países que puedan garantizar, por un lado, el funcionamiento bilateral de la zona, así como las actividades transfronterizas propias de la población local.

Un papel fundamental lo jugarán las instituciones binacionales especializadas, como es la Comisión de Cooperación Ecológica Fronteriza (COCEF/BECC) cuya misión es preservar, proteger y mejorar la salud humana y el medio ambiente de la región fronteriza México-EE. UU., fortaleciendo la cooperación entre las partes interesadas y apoyando proyectos de desarrollo sustentable.

Finalmente, hacer frente a la situación del clima extremo que atraviesa el norte del continente americano y específicamente la frontera México – Estados Unidos es un reto que demandará acciones de mitigación, adaptación y gestión de los recursos a través de proyectos que atiendan las claras señales del calentamiento global que han elevado las preocupaciones en otras regiones del planeta, así como las nuestras.