Chico Ché, el T-Mec y el fantasma de los aranceles que ya nos asustó una vez

El Arsenal

Francisco Garfias.

Lo menos que podemos decir sobre la reacción del presidente López Obrador al anuncio de que Estados Unidos pidió que se abrieran consultas sobre la política energética de México es que fue muy poco seria y ofensiva hacia su principal socio comercial.

En tono de burla, AMLO dijo: “nos tiene muy preocupados. A ver si me consigues a mi paisano Chico Ché y ponemos esa de ´¡Uy, qué Miedo!´”, y la puso en la mañanera.

No solo eso. Vaticinó que no pasará nada.  “Ya lo consulté con Jesús Seade y tengo la respuesta: no hay ninguna violación al Tratado”, dijo.

¿No pasa nada? No, nada más hay un alto riesgo de que nos pongan aranceles a las exportaciones mexicanas. Acuérdense del vergonzoso episodio derivado de la sola amenaza de poner aranceles a México, si no movilizaba soldados para detener los flujos de migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos.

No es necesario abundar. El ex presidente Trump ya contó lo que ocurrió unos minutos después de que lanzó su amenaza frente al canciller Marcelo Ebrard.

***

¿Quién es Jesús Seade? Es el hombre que participó en el tramo final de la negociación del T-Mec, como representante de presidente electo López Obrador. Llegó en el mes de julio del 2018. La negociaciones se cerraron en agosto y el Tratado se firmó en noviembre de ese año.

“El presidente tiene una Secretaría de Economía que es la que es la responsable de administrar el T-Mec. ¿Le tiene que hablar a Jesús Seade para que le diga si se viola o no el Tratado?”, pregunta el diputado federal del PRI, Ildefonso Guajardo.

Guajardo fue el jefe del equipo mexicano que realmente hizo la negociación con los gringos que culminó con la firma del T-Mec. Fue titular de Economía los seis años de Peña Nieto. Si alguien conoce el tema es él.

A Seade, por cierto, se lo trajeron de China –donde vivió 25 años. Hoy es el embajador de México en ese gran país de Asia Oriental.

Ildefonso nos cuenta que a don Jesús le encantaba el protagonismo y se sentó en la mesa de negociación. De repente recibió instrucciones de sus jefes que de que lo que había en el capítulo de  energía era inaceptable. Se abrió un receso de siete días. No se sabía si el gobierno de Morena iba a querer seguir con el acuerdo.

La reacción de los  negociadores de Estados Unidos frente al retiro de los compromisos en materia de energía fue muy dura.

Dijeron que México quería tratar a Estados Unidos como un socio de segunda frente a Europa y otros países con los que tenemos tratados comerciales en los que si están esos compromisos.

“Quedó reflejada la redacción que le hacía ilusión a AMLO, pero los compromisos allí están: El capítulo de cómo se deben comportar las empresas del estado, en el sentido de que no deben prevalecer poderes monopólicos, ni privilegios a empresas estatales.

“¿Cuáles? La disposición de que las empresas le tienen que comprar el gas a Pemex; o que el primero que suministra energía es la CFE”, ilustró.

***

En México se formaron dos grupos en el equipo del presidente electo. De un lado Marcelo Ebrard y del otro Rocío Nahle y Manuel Bartlett. Seade les metió la idea que EU iba a desaparecer el capítulo de energía que, efectivamente, era mas de cooperación.

“Los verdaderos candados están en otros capítulos que son transversales, donde compromete los temas de inversión, de comportamiento de las empresas estatales…”, explica el legislador.

Del capítulo inversión, el 8, referente a petróleo, simplemente se eliminó lo que teníamos y se puso lo que estaba en la reforma del 15: El petróleo es de los mexicanos. Y otro párrafo general que señala que el gobierno mantiene soberanía para cambiar sus propias leyes y la Constitución.

“Ningún país cede su soberanía. Lo que pasa es que si cambias las leyes de manera retroactiva y retiras elementos que estaban en la mesa a favor de la competencia, tienes que pagar las consecuencias de lo que haces”, puntualiza.***

Me pegó duro la imagen de mi amigo Rodolfo “El Negro” Montes, periodista independiente, audaz como pocos. En la mañanera, a la que dejó de ir un tiempo, se le salieron las lágrimas al contar que tuvo que sacar de urgencia a su hija del país, porque es víctima de amenazas por parte de  individuos que se presentan como integrantes del CJNG, aunque él sospecha que detrás hay algún truculento funcionario.

Se le veía angustiado, desesperado por recuperar su tranquilidad. Se siente presa de una cacería. Lo graban, le sacan fotografías fuera de su casa y, para colmo, le habían quitado los escoltas. Ya se los repusieron gracias al apoyo inmediato del presidente López Obrador.

No está de más destacar la falta de empatía de funcionarios del Mecanismo de Protección de Periodistas de la Segob. Lo pusieron en riesgo –a y a su familia- pese a que, según cuenta, desde hace varios meses les dijo que su vida y la de su familia corrían peligro y que necesitaba los escoltas.

Toda mi solidaridad Negro querido.

FIN.