Cooperación II: agenda bilateral

Desde Las Fuentes

Arturo de las Fuentes

 

En seguimiento a la entrega anterior, en donde se abordó teórica y conceptualmente el tema de la cooperación, la presente entrega se dedicará a identificar cómo se desarrolla ésta en la agenda bilateral México – Estados Unidos, específicamente en los sectores de comercio, migración y seguridad, partiendo de la premisa que se trata de una relación única en el sistema internacional, con una agenda compleja e intereses compartidos en sectores y dinámicas transfronterizas.

 

Comencemos recordando que la cooperación no sólo es una herramienta para la resolución de conflictos, sino para la promoción del desarrollo, por lo que, en temas estratégicos de la relación bilateral entre México y Estados Unidos fungirá como la base para hacer frente a los grandes retos que se han presentado durante las últimas décadas en que se han fortalecido los lazos en distintas materias entre ambas naciones.

 

El comercio es, sin duda, uno de los pilares fundamentales de la relación entre ambos países; durante las últimas tres décadas, en el marco del proceso de integración de la región, el comercio bilateral ha crecido de manera constante, hasta llegar en 2022 a la cifra récord de 779 mil 308 millones de dólares, un crecimiento de 17% respecto al monto registrado en 2021, de acuerdo con el Buró de Censos de Estados Unidos. De acuerdo con la Secretaría de Economía de nuestro país, cada minuto intercambiamos con Estados Unidos, más de un millón de dólares en bienes de múltiples industrias que van desde el sector agroalimentario hasta la industria automotriz. 

 

Es importante señalar que las economías de México y Estados Unidos están profundamente interconectadas y que no sólo comerciamos de manera significativa, sino que también producimos juntos. Por tal razón, la cooperación se ha visto reflejada desde diversos ejes y en distintos niveles: desde el mismo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) hasta las iniciativas locales fronterizas para promover la competitividad regional y facilitar los flujos de mercancías, capitales y personas a lo largo de la región.

 

En este tenor, se incluyen la inversión extranjera directa, la búsqueda de competitividad regional y la promoción de las cadenas de producción integradas que, en su conjunto, permitan fortalecer el comercio exterior, garantizar los flujos seguros y promover el desarrollo compartido entre ambas naciones.

 

En materia de migración, la cooperación se ha manifestado a través de distintas vías, la más reciente de ellas fue la iniciativa planteada en este 2023 por los titulares del poder ejecutivo de ambos países, que incluye acciones conjuntas para combatir a los tratantes y traficantes de personas que explotan a los migrantes, mejorar los esfuerzos en Centroamérica para atender las causas de origen de la migración y expandir las vías legales, el fortalecimiento de los permisos de reunificación familiar en Estados Unidos.

 

Uno de los puntos torales en esta iniciativa conjunta es lograr la expansión de vías legales con consecuencias para la migración irregular en la frontera compartida entre ambos países, para lo cual, uno de los ejes estratégicos establecidos en la agenda bilateral, será la modernización de la frontera compartida, a través de la creación de nueva infraestructura binacional que permita hacer frente a estos grandes retos. 

 

Finalmente, en materia de seguridad, si bien es cierto se han desarrollado durante las últimas décadas diversos mecanismos de cooperación, uno de los más recientes es el Entendimiento Bicentenario sobre Seguridad, Salud Pública y Comunidades Seguras entre México y Estados Unidos suscrito en 2021 y que representa una nueva visión compartida de seguridad y colaboración regional, que se traduce en un plan de acción y un marco integral y de largo plazo que guiará las acciones binacionales en la búsqueda de seguridad, salud y desarrollo para una región próspera.

 

La visión de esta iniciativa se fundamenta en transformar la cooperación, a fin de proteger de forma más eficiente la salud y la seguridad de los ciudadanos de ambos países; promover el desarrollo de las comunidades más vulnerables, prevenir que las organizaciones criminales perjudiquen a ambas sociedades, además de perseguir y llevar ante la justicia a los delincuentes en apego nuestros marcos jurídicos nacionales e internacionales. 

 

Esta iniciativa ha marcado un punto de inflexión en la agenda bilateral, toda vez que, de acuerdo con sus objetivos y ejes, atiende no solamente las preocupaciones concretas y cotidianas que comparten México y Estados Unidos, sino el interés por resolver, de raíz, las causas de problemas tangenciales al de la seguridad, con el compromiso de trabajar conjuntamente para proteger los derechos humanos, compartir información y mejores prácticas, enjuiciar a aquellos que violen las leyes y evaluar periódicamente el impacto del trabajo conjunto.

 

Finalmente, como se ha podido observar, la cooperación bilateral descansa en diversas iniciativas que buscan, en su conjunto, atender los ejes fundamentales de la agenda entre ambos países; el mayor reto en este sentido es que, al momento de instrumentar estas iniciativas, se reconozca las necesidades actuales de la región, particularmente en lo que respecta a las tensiones económicas resultado de la crisis generada por la pandemia, la rapidez de los avances tecnológicos y los retos que la desigualdad sistémica representa.