“Estoy entre permanecer en Morena o defender lo que creo”: Ebrard

La Retaguardia

Adriana Moreno

De todas, todas se equivocó ni más ni menos que el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando ayer, en su gustadísimo “stand-up” mañanero, declaró que el proceso interno del “corcholaterío” se había llevado a cabo sin complicaciones y que todos los participantes se habían portado muy bien, tanto, que se habían hecho acreedores a un reconocimiento, palmadita en la espalda, de su parte, sin embargo, “la liebre terminó por saltar”.

Apenas unas horas después el canciller, que estableció su cuartel general en las inmediaciones del World Trade Center y conforme fue su costumbre en lo que respecta a la carrera de las “corcholatas”, se adelantó y demandó que se repusiera el proceso interno morenista, alegó fraude y se escuchó en el salón donde se reunió con sus seguidores aquel viejo grito que utilizara el ahora presidente en su larguísima carrera como candidato: “¡voto por voto, casilla por casilla”.

Lo que no dejó de sorprender aunque era esperado, es que el exsecretario de Relaciones Exteriores calificara de cobardes y cínicos al dirigente de su aún partido, Mario Martín Delgado, así como al presidente del Consejo Nacional morenista, Alfonso Durazo, quien  por cierto, dejó botada su responsabilidad como gobernador de Sonora en todos los días que ha permanecido en la Ciudad de México.

Ambos personajes se encargaron de responderle a Marcelo Ebrard casi inmediatamente después de que éste denunciara presuntas irregularidades e incidencias que a ojos de los analistas, la mayoría carecen de sustento técnico.

Durazo señaló, “las eventualidades que se presentaron, absolutamente ninguna de ellas modifica de fondo el resultado que aquí nos van a entregar en un par de horas las casas encuestadoras. ¡A jalar jóvenes!».

Pese a lo anterior, nadie podría negar que lo ocurrido ayer, vino a desbalancear toda esta contienda interna de Morena y a poner en evidencia de que se trató de una carrera disfrazada que al final, decidió el inquilino de Palacio Nacional.

Cuando la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México llegó al WTC, iba muy pero muy sonriente y declaró que la carrera del corcholaterío había sido, “un buen proceso en el que todos estuvimos de acuerdo”. Lo dijo intentando hacer caso omiso de que horas antes, el extitular de Relaciones Exteriores había descalificado dicho proceso y anunció que ni él ni sus representantes estarían en la reunión convocada por la cúpula morenista. Eso sí, sabedora de que la decisión la favorecía totalmente, regodeándose de que Ebrard la estuviera pasando tan mal.

La sonrisa de la señora Sheinbaum Pardo, no pudo ni podrá, quitarle la mancha a este proceso, con lo que de alguna manera lo deslegitima y refuerza la teoría de que lo vivido por las “corcholatas” en sus recorridos a lo largo y ancho del país, al final, se trató de una decisión política con argumentos técnicos.

Tampoco se puede soslayar que la cúpula del oficialismo utilizó todas las marrullerías de las que sabe valerse para obstaculizar el trabajo de los representantes del extitular de la SRE. Ahí están los ataques por parte de la fuerza pública, a los seguidores de Ebrard, que encabeza la senadora Martha Lucía Micher.

Y no podía faltar algo que ya como costumbre hacen los gobernadores emanados de Morena: sacar su desplegado diciendo, en este caso, que aprueban el proceso interno mediante el cual, se eligió a la “corcholata” favorita de Palacio Nacional. Y lo mismo hicieron los diputados morenistas y rémoras que los acompañan. O sea, Marcelo Ebrard se quedó prácticamente solo.

Por eso, el lunes próximo, Ebrard y sus seguidores sostendrán una Asamblea Nacional en la que definirán que van a hacer porque simplemente, no se esperaban la derrota del excanciller

Me están orillando a permanecer en Morena o a defender lo que creo. Subrayó que no se trata de un capricho, “porque el capricho no te lleva a nada”. Agregó que no aceptará ningún “premio de consolación” que le ofrezca el morenismo como podría ser, por ejemplo, ser el líder del Senado de la República.

Ya se había consignado en este espacio en entrega anterior, que Marcelo Ebrard era consciente de que ya no estaba en edad de volver a ceder su lugar y menos a quien se ha perfilado como su archienemiga y formar parte de su gabinete, pues mucho menos, como tampoco aceptó levantarle la mano a Sheinbaum.

Y por cierto, eso de la entrega del “bastón de mando” pasó a segundo lugar y todavía, la mancuerna Delgado-Durazo señalaron mediante un video que se había tratado de un proceso que había desterrado la antidemocracia. ¿Se la habrán creído ellos mismos?

Lo cierto es que lo anterior, constituye a ser una prueba fehaciente de lo que está dispuesto a hacer Morena en las elecciones del 2024 y esto es, revivirán todas aquellas añejas prácticas con tal de no perder la presidencia de la República.

Finalmente, el que no se debería de sorprender, en un día de tantas emociones y contradicciones, es que su posible salida de Morena ya estaba más que cantada, de hecho, desde que se inició esta carrera. Entonces, el extitular de Relaciones Exteriores, siempre declaraba con una sonrisa que él iba a ganar. O sea, el perder no estaba en su horizonte y en todo caso, esperaba que López Obrador le devolviera el favor de cuando en el 2012 le cedió la candidatura presidencial, en este caso, del PRD.

MUNICIONES

*** Desde el Frente Amplio por México, le enviaron varios mensajes a Marcelo Ebrard. Uno de ellos fue de parte de la abanderada del FAM, Xóchitl Gálvez, quien emulando una frase que en el pasado dijo López Obrador, invitó: “Marcelo avanza, el pueblo se levanta” y remató la senadora panista: “Yo apoyo a Marcelo”.

*** Por su parte, el líder nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, indicó que ese proceso interno no había sido más que un “cochinero” y un “circo”. Específicamente indicó El gran responsable también de la división es Mario Delgado y no lo digo yo, ya lo dijo Dante, ya lo dijeron todos, ya lo dijo el propio Ebrard, porque ahí están juntos en ese tema. Nos va a ir muy bien. Y un cochinero se quedó chiquito». Añadió algo interesante el dirigente priísta, que Marcelo ha tenido una posición firme y clara y sabrá tomar la mejor decisión.

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