Fin del Título 42

Desde las Fuentes

Arturo de las Fuentes

El próximo 11 de mayo llegará a su fin el Título 42, medida sanitaria impuesta desde marzo de 2020 con la finalidad de impedir nuevos brotes de coronavirus en territorio estadounidense. Expliquemos esto a detalle.

El Título 42 es un estatuto de salud pública y bienestar promulgado en 1944 que otorgó al cirujano general de Estados Unidos la autoridad, luego transferida a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), para determinar si una enfermedad contagiosa en un país extranjero representa un grave peligro de propagación en Estados Unidos, ya sea por personas o bienes que ingresan al país. Debido a lo anterior, si los CDC identifican que una enfermedad representa una amenaza, pueden, con la aprobación del presidente, prohibir temporalmente la entrada al país para evitar el peligro.

El Título 42 vino a sustituir una política implementada en 2019 por el presidente Donald Trump denominada Protocolos de Protección al Migrante (MPP por sus siglas en inglés) y más comúnmente conocida como “Permanecer en México”, bajo la cual, los oficiales de inmigración de Estados Unidos dirigen a los migrantes de países distintos hacia México para que se queden allí mientras sus casos pasan por el sistema de tribunales de inmigración.

Con la implementación del Título 42, se tuvieron efectos en la migración, en sus dos modalidades: documentada e indocumentada; en el primero de los casos, se manifestó en la prohibición de cruces no esenciales, mientras que, para la migración indocumentada representó la imposibilidad de buscar, siquiera, el posible ingreso a territorio estadounidense, ya que con estas medidas, los migrantes indocumentados no pasan por un proceso legal migratorio de deportación, simplemente, se les expulsa al intentar ingresar por vía terrestre: ya sea a través de los puentes internacionales, o bien, por medio de los cruces irregulares.

Aunque a su llegada al cargo, el presidente Joe Biden terminó oficialmente la política, un tribunal federal de Texas dictaminó que debía reiniciarlo, división que posteriormente fue confirmada por la Corte Suprema, y que se ha mantenido hasta este momento.

Como se comentaba al inicio de la columna, el próximo 11 de mayo llegará a su fin esta medida, razón por la cual, las dependencias e instituciones estadounidenses, continúan preparándose. Ya desde enero de este 2023 el Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés) anunció nuevas medidas para mejorar la seguridad de la frontera, limitar la inmigración irregular y crear procesos adicionales seguros y ordenados para que las personas que huyen de crisis humanitarias puedan llegar legalmente a Estados Unidos.

Entre estas medidas, se incluye la generación de procesos específicos para cada país, consolidación de trámites (como la generación de citas y solicitudes de autorización anticipadas) totalmente en línea, uso de aplicaciones móviles (CBP ONE), así como el mantenimiento de cruces seguros y ordenados en los puertos de entrada, para lo cual, se ha dispuesto el envío de 1,500 efectivos norteamericanos a la frontera, los cuales apoyarán con el transporte, tareas administrativas y detección de narcóticos.

Algunas de las ciudades fronterizas ya han comenzado a pronunciarse al respecto. Por ejemplo, en El Paso, Texas las autoridades ya se han manifestado a favor de declarar un estado de emergencia para ofrecer albergues a los migrantes en cuanto la medida termine, y no tengan que ser expulsados a México. Para ello, se buscará habilitar algunas escuelas y el centro cívico, para atender a aquellos migrantes que sean puestos en libertad condicional en la región, una vez que expire la orden de salud pública actual.

Y es que la dinámica migratoria fronteriza cambió durante el periodo en que el título 42 ha estado funcionando, dejando hasta 35 mil solicitantes de asilo en Ciudad Juárez, esperando el fin de la medida. Para algunos investigadores, esto podría representar una crisis migratoria en Estados Unidos a partir del 11 de mayo, para lo cual, se requerirán recursos y coordinación multinivel entre los tres órdenes de gobierno para hacer frente a un promedio de 1,200 cruces diarios, de acuerdo con las autoridades locales.

Pero la coordinación no será solo al interior del territorio, sino con nuestro país; y las primeras acciones conjuntas incluyen la visita de la asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Elizabeth Sherwood-Randall, a partir de la cual, ambos gobiernos han manifestado la necesidad de “expandir las vías legales” para la migración y atender sus causas de origen, por lo que anunciaron que continuarán “mejorando sus esfuerzos” en Centroamérica.

Por su parte, el gobierno mexicano ha expresado que continuará aceptando de regreso a migrantes bajo motivos humanitarios, lo cual implica que, si bien se espera una reducción, esto no representará un cambio significativo en cuanto a los flujos de migrantes en la frontera México – Estados Unidos.

Finalmente, si bien es cierto que la política migratoria estadounidense se tuvo que ajustar a la coyuntura internacional de pandemia, en la actualidad deberá mantenerse en apego a la ley y las bases históricas que han hecho de Estados Unidos un lugar natural de atracción, manteniendo el enfoque de seguridad y valoración estratégica de las fronteras.