Flujo migratorio fronterizo

Desde Las Fuentes

Artuto de las Fuentes

 

Ante el incremento en los flujos migratorios en la frontera México – Estados Unidos, derivado por un lado del fin de Título 42 y por otro de las caravanas migrantes de los últimos años, los gobiernos locales fronterizos mexicanos han emprendido una serie de acciones para brindar asistencia humanitaria a las personas extranjeras en contexto de movilidad.

Por tal razón, en diversos puntos de la frontera se han comenzado a establecer albergues temporales, toda vez que los ya establecidos están saturados y rebasados en su capacidad de atención, por lo que la adecuación de la infraestructura ya existente y la generación de nueva, se está convirtiendo en una prioridad para poder hacer frente al reto de brindar las mejores condiciones para los migrantes que se encuentran en espera de su proceso de solicitud de asilo, en las distintas localidades fronterizas.

Recordemos que, tan solo durante este año, cerca de 70 mil personas migrantes han cruzado de manera legal a Estados Unidos, por Baja California a través de la aplicación móvil CBP ONE. Y, aunque las autoridades norteamericanas han incrementado el número de citas diarias para brindar una mayor atención, lo cierto es que este número es muy corto en relación con la cantidad de migrantes que se encuentran ubicados en nuestro territorio nacional, en espera de poder agendar una cita a través de la aplicación móvil.

Por ejemplo, en Matamoros, el Antiguo Hospital General Dr. Alfredo Pumarejo, fue habilitado para albergar hasta 850 personas con los servicios básicos que cubran sus necesidades y garantizar, también, el interés superior de la niñez. De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración, del total de migrantes, se encuentra nacionales de Venezuela, México, Haití, Nicaragua, Ecuador, Honduras, Cuba, Guatemala, El Salvador, Colombia y Perú, sólo por mencionar algunos. Esta misma situación se replica a lo largo de los municipios del estado de Tamaulipas.

En el caso de Nuevo León, el incremento en el número de migrantes ha llevado a que, en las últimas semanas albergues como la Casa Indi, estén cerca del colapso en cuanto a atenciones a personas provenientes principalmente de Centroamérica, lo que ha establecido la necesidad imperante de ampliar la infraestructura de atención en la zona.

En el caso de Sonora, se ha convertido en la “nueva” ruta de migrantes que abarca Hermosillo, Santa Ana, Altar y Caborca; un camino desértico con dirección al noroeste pegado a la costa de Mar de Cortés para llegar a los municipios fronterizos de San Luis Río Colorado y Sonoyta. Durante este 2023 se ha brindado atención humanitaria a alrededor de 12 mil personas migrantes que llegaron a Sonora de diversos países y continentes; de ellos un aproximado de 4 mil han sido atendidos por el DIF, por tratarse de personas vulnerables como adultos mayores, niñas y niños.

Todo lo anterior cobra una especial relevancia si consideramos que la frontera entre Estados Unidos y México se convirtió en la «ruta migratoria terrestre más peligrosa del mundo» en 2022, con 686 muertos o desaparecidos durante ese periodo, de acuerdo con un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) presentado recientemente.

La necesidad de coordinación multinivel ha sido imperiosa durante los últimos años, y más aún evidente, durante los últimos meses, toda vez que los gobiernos locales, estatales y federales enfrentan el doble reto de atender las peticiones de seguridad y salubridad de los vecinos de la zona, pero también, garantizar el respeto a los derechos humanos de los migrantes.

No perdamos de vista que el fenómeno migratorio es un tema permanente y cíclico en la frontera México – Estados Unidos. Si bien México ha experimentado una transformación de ser un país meramente expulsor de migrantes a ser uno también de tránsito de la población migrante, en donde resulta fundamental establecer los derechos de seguridad básicos para las poblaciones fronterizas de ambos lados de la línea.

Finalmente, los gobiernos de los estados fronterizos deben trabajar de manera coordinada con los gobiernos locales más próximos a la línea fronteriza, así como los gobiernos locales y estatales estadounidense, que es en donde se están instalando los migrantes, en espera de poder atender el procedimiento de solicitud de asilo establecido por CBP.