La banca está volviendo a otorgar créditos a carboníferas.

LOS CAPITALES

Por EDGAR GONZALEZ MARTINEZ

No todos los bancos están cumpliendo con el compromiso de disminuir los créditos a las empresas carboníferas, por lo que muchos dudan que se pueda cumplir con la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Según Bloomberg, varios de los bancos más grandes del mundo, incluidos JPMorgan, Bank of America y Morgan Stanley, se dirigieron a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) de 2021 como miembros del club financiero sin emisiones de carbono. Su membresía en la iniciativa de Glasgow Financial Alliance for Net Zero (GFANZ) —un grupo de aproximadamente 500 entidades del sector financiero— comprometió públicamente a sus bancos a alcanzar emisiones netas de carbono cero para mediados de siglo.

Pero, para septiembre de 2022, ese mismo grupo formaba parte de una facción, lista para renunciar, según fuentes familiarizadas con el asunto, aunque JPMorgan, Bank of America y Morgan Stanley se han negado a comentar al respecto. Entonces, ¿qué sucede? Al parecer, un año después de la COP26, algunos grandes bancos parecen preocupados por haberse sumado a los compromisos climáticos demasiado pronto, especialmente porque las compañías de petróleo y gas han experimentado un resurgimiento en el mercado.

Sí, el resurgimiento de los combustibles fósiles, especialmente el carbón, puede explicar parte de la decisión debilitada de descarbonización. Puesto que los préstamos bancarios mundiales a empresas de este sector aumentaron un 15%, a más de 300 mil millones de dólares, en los primeros nueve meses de este año, en comparación con el mismo período de 2021. Harald Walkate, exjefe de inversiones ambientales, sociales y de gobernanza de Natixis Investment Managers y ahora consultor de finanzas sostenibles, explica que algunos bancos pueden sentir que sus manos están atadas, ya que su deber fiduciario les exige maximizar el valor financiero para la organización y sus grupos de interés.

Aunque, como bien señala, desde una perspectiva ética o ideológica, muchas personas podrían no estar de acuerdo con la idea de invertir en combustibles fósiles como gas y petróleo, ciertamente no es un acto ilegal hacerlo. «Y, de hecho, puede ser un muy buen negocio durante algún tiempo».

Promisorias las ventas de aviones comerciales en AL y El Caribe: AIRBUS.

La empresa aeronáutica europea presentó su Previsión Global del Mercado para América Latina y el Caribe. En él se pronostica que la flota en servicio se duplicará en las próximas décadas, pasando de 1,450 aviones que actualmente están en servicio, a 2,850. La creciente tendencia a viajar en avión está impulsada por el crecimiento de la clase media y la evolución de los modelos de negocio de las aerolíneas, que hacen más accesibles los viajes en avión. A pesar de la pandemia de COVID-19, se espera que la región se recupere por completo entre 2023 y 2025. También se estima que se necesitarán 38,000 nuevos pilotos y 38,000 técnicos durante los próximos 20 años en América Latina, lo que representará ingresos por servicios de 13,000 millones de dólares en 2041.

Airbus ha vendido más de 1,150 aviones y tiene una cartera de pedidos de casi 500 aeronaves y más de 700 en funcionamiento en toda América Latina y el Caribe, lo que representa casi el 60 por ciento de la cuota de mercado de la flota en servicio. Desde 1994, Airbus ha conseguido aproximadamente el 70 por ciento de los pedidos netos en la región.

Los inversionistas sumamente nerviosos por las desfavorables perspectivas.

A los inversionistas -no hay duda- se les acumulan los problemas: la rebaja de las previsiones de crecimiento por parte del FMI, el impacto de la subida de tasas de interés, las turbulencias en Reino Unido, las dudas que genera la temporada de resultados trimestrales, las tensiones geopolíticas, la crisis energética y la debilidad de la economía china producto de su política de cero Covid-19 pesan sobre los mercados y el ánimo de los operadores.

El mercado está cada vez más volátil. La complejidad de todo lo que ocurre en el mundo está dejando a los inversionistas con poca capacidad de reacción. La guerra de Rusia contra Ucrania ha obstruido el potencial de una recuperación económica posterior a la pandemia y ha aumentado la escasez de alimentos y energía. La inflación es rampante y los bancos centrales de todo el mundo están elevando los costos de endeudamiento.

Todo lo anterior genera respuestas temporales irracionales en los precios de los activos, sobre todo los de mayor riesgo. Por ejemplo, sucedió con el dato de inflación en EU. A pesar de superar expectativas, sobre todo el rubro subyacente, a diferencia de lo acontecido el mes pasado en una situación similar en esta ocasión por momentos los mercados respondieron con ganancias. Esto a pesar de que el reporte pavimenta el camino para que la Fed siga con su endurecimiento monetario y que incluso sea necesario mantenerlo por un mayor tiempo.

Y como lo señalan analistas de CIBanco, aunque hubo elementos técnicos para justificar las alzas en precios de activos, sobre todo en las bolsas de valores, el mercado parece acostumbrarse a que será difícil anticipar el comportamiento coyuntural de la inflación y que la Fed no haría ajustes en sus planes de corto plazo.

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