–Buenos días, su señoría, matatero tero lá—saludó el Duce en la mañanera de media semana. Andaba de buen humor.
Pero inmediatamente enderezó la bilis contra sus críticos y la oposición. Y, entre la ironía y la amenaza abierta desgranó animadversión. Lea usted.
“Vamos a tener información sobre la sección de Quién es quién en las mentiras de la semana, es una síntesis, porque es un cúmulo de mentiras, es una campaña de desprestigio permanente, pero esto sirve para entender, porque hay algunas de risa.
“Siempre he dicho que en política una de las cosas que no se deben hacer, esto para los jóvenes interesados en participar en el noble oficio de la política, una de las cosas que no se deben hacer es —o tratar de evitar— es el ridículo.
“Puede estar uno muy enojado, por eso en política y en cuestiones que tienen que ver con lo público, bueno, y también en lo particular, hay que contar hasta 10 y respirar profundo y serenarse, no enojarse. Eso ayuda mucho, porque la pasión saca la ruda franqueza y también lo más irracional; muchas cosas se hacen con pasión, pero debe de haber equilibrio entre pasión y razón, eso es lo ideal.
“Corazón caliente, cabeza fría. A ver, vamos”.
¿Cabeza fría la del licenciado presidente? ¿Dueño de la verdad? ¿No se enoja ni hace el ridículo? Ojalá y sus informantes, meseros, taxistas, vendedores, vamos, ese pueblo bueno que dice le informa de todo lo que acontece en el país, muestra de que hizo bien al desaparecer al CISEN, le dijera la verdad, qué se dice de él, los chistes que corren de voz en voz, del ridículo que hace todos, pero todos los días con sus ocurrencias y violación de la ley.
Pero, bueno…
¿En qué se parecen los camisas negras de aquella Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional, creada en 1923 en la Italia fascista y las huestes de la 4T que llenan las plazas en apoyo a las ocurrencias del Duce Andrés Manuel López Obrador?
¡Exacto!
Son fundamentalistas que, intransigentes aplican y obedecen a pie juntillas la doctrina que cotidianamente promueve desde el púlpito de Palacio Nacional, su palacio, el licenciado presidente. “No le muevan una coma”, ordena a los legisladores de Morena y socios para aprobar sus iniciáticas.
Y, cuidado con salirse del libreto, sea quien sea, porque la ira de Su Alteza Serenísima se desata con la espada de Damocles y les quita hasta las ganas de comer. Por eso, torcer el brazo a la ley se ha vuelto práctica cínica e insolente, como millones de mexicanos observamos el pasado fin de semana.
¿Se aplicará la ley contra Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación que retó al INE lo sancionara despidiéndolo del cargo, a sabiendas de que esa no es función del órgano electoral?
¿Se sancionará al divisionario Luis Rodríguez Bucio por hacer proselitismo junto con Adán Augusto, Mario Delgado y otros funcionarios públicos, entre ellos Ricardo Mejía Bedeja, subsecretario de Protección Pública?
No, definitivamente no. Y senadores y diputados de oposición y organizaciones ciudadanas junto con los consejeros y magistrados electorales podrán denunciar y pretender aplicar la ley, con la certeza de que nada pasará.
Porque el Duce advirtió “Y no me vengas con que la ley es la ley”. La impunidad desde Palacio porque el licenciado Andrés Manuel I es el dueño del poder y nadie más que él para decidir el destino del país y el futuro de quienes integran a la Corte Imperial.
Sí, con aquellos que traen el ADN del perredé de los días de tomar calles y violentar y amagar a la prensa, acusándola de vendida y corrupta, al servicio del priismo qu gobernaba.
Mire usted.
En aquellos días cuando el entonces beligerante Partido de la Revolución Democrática perdió la gubernatura de Michoacán, en la jornada del 5 de julio de 1992 el priista Eduardo Villaseñor Peña se impuso frente al candidato perredista Cristóbal Arias Solís y la capital fue tomada por los perredistas.
Hubo, entonces, un mitin en la Plaza Melchor Ocampo de Morelia. Y un orador de pronto volteó el discurso contra los periodistas que cubrían las movilizaciones contra el triunfo de Villaseñor Peña. Los acusó de apoyarlo y publicar descalificaciones contra la militancia perredista y su candidato Cristóbal Arias.
Los manifestantes voltearon a ver, enojados y amenazantes, a reporteros, fotógrafos y camarógrafos que, poco a poco abandonaron la plaza. La amenaza violenta.
Hoy, los llamados servidores de la nación, huestes lópezobradoristas han demostrado que ese ADN violento no los abandona. Son, junto con la militancia fundamentalista de Morena, camisas negras de Mussolini, dispuestos a todo convocados a defender programas y proyectos de la 4T.
¿Alguna duda? ¿Usted se habría atrevido a cuestionar a alguno de los acarreados al mitin en el Monumento a la Revolución que encabezó la doctora Claudia Sheinbaum?
¿Dónde está la ley?
En la mañanera, uno de estos sedicentes periodistas le hizo una pregunta sembrada que abona en materia de la reforma eléctrica y la legalidad de la consulta para la revocación de mandato, en espacios del Poder Judicial de la Federación-
“Por otra parte, señor presidente, ayer usted calificó de aberrante la decisión de la Suprema Corte de Justicia de eliminar el candado de 10 años para que los funcionarios trabajen en la iniciativa privada, luego de dejar su cargo (…)”, recitó el “periodista”.
“Mire, sostengo lo de ayer –respondió el licenciado presidente–, es muy lamentable que los ministros de la corte, no sé si todos, porque hay ministros en la corte que tienen una dimensión social, la mayoría, y esto pasa en todo el Poder Judicial, son como abogados patronales para decirlo con claridad, no representan al pueblo, representan a las empresas, así los formaron, así los escogieron durante el periodo neoliberal o neoporfirista, esa es su concepción, esa es su mentalidad.
“(….) De ahí que resulta aberrante el que los ministros no establezcan normas o cancelen, desechen estas limitantes (…) ¿Y qué no saben los ministros, porque son seres de otro mundo, de que esa reforma se aprobó con sobornos y que hay un juicio en contra del director de Pemex (…)”.
Luego, la advertencia, el recordatorio de quién manda en México en estos tiempos de la 4T.
“Y que no me vengan a mí de que la ley es la ley, no me vengan con ese cuento de que la ley es la ley”.
Por eso, en la Cámara de Diputados la bancada de Morena y socios sabe lo que debe votar, sin mover una coma. Y el morenismo sabe qué debe hacer el próximo domingo 10. ¿Se va? Ni lo crea usted. Atrévase a cuestionar a un fundamentalista. Conste.
COMO ME LO PLATICARON. Parafraseando al licenciado presidente, con aquello de que no son iguales a los de antes, en Morena hay quienes tienen otra idea de hacer política y saben escuchar al que piensa diferente. Tal es el caso del diputado federal Marco Antonio Pérez Garibay, de quien se tiene una opinión que le aplica tabla rasa con sus compañeros de bancada. Pero no. Para nada. Me dicen que hay que conocerlo y saber que si es mencionado como uno de los candidatos a la Presidencia de la República en 2024, no escucha el canto de las sirenas porque sabe dónde está parado. Digo.
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