Monreal en la encrucijada

El Arsenal

Francisco Garfias.

Las consecuencias de adelantar el proceso de sucesión presidencial están a la vista. Una de ellas es la decisión de Adán Augusto López Hernandez de cancelar –la víspera- su participación en la reunión previa de la bancada de Morena, que coordina Ricardo Monreal, en el Senado.

No se necesita un sesudo análisis para saber quién le dio la instrucción de cancelar su asistencia: el único que puede hacerlo.  Es obvio que le quieren armar una crisis al senador zacatecano, aspirante a la candidatura presidencial de Morena, para someterlo.

Hasta donde hemos podido averiguar, hay secretarios de estado y hasta gobernadores que han llamado a senadores para que apoyen a uno u otro gallo. El manoseo desde fuera ha estado fuerte.

Sabemos que Claudia Sheinbaun respalda a Higinio Martínez; Marcelo Ebrard a José Narro Céspedes y –hasta hace poco—Monreal a Armenta. El cuarto aspirante, Gabriel García, ya se bajó del proceso y se sumó a Martínez, según la fuente.

Si tomamos en cuenta que la cargada oficial es a favor de la jefa de gobierno de la CDMX, podemos inferir que será Higinio el próximo presidente de la mesa directiva del Senado.

La cosa no pinta fácil. Los grupos opositores no quieren a ninguno de los tres aspirantes. Mala señal para el desarrollo de los trabajos parlamentarios.

No es lo mismo tener un presidente de la mesa elegido por consenso; que uno apoyado solo por los morenos y sus rémoras. Peor aún: alrededor de un tercio de la bancada de Morena tampoco se ha identificado con ninguno de los tres.

Fue a través del chat de ese grupo parlamentario, que nos leyó una senadora de Morena, que el  coordinador Monreal  informó a los senadores del grupo que no asistiría.

“Les comento que el secretario de Gobernación tenía compromisos fuera de la Ciudad contraídos de manera previa, por lo que se ha disculpado, ya que no podrá asistir”, dice el chat.

Monreal propone usar el tiempo que se tenía reservado a Adán, para tratar los asuntos  internos del Grupo Parlamentario, antes de la intervención de Marcelo Ebrard. Allí puede reventar la cosa.

No quiero ni imaginar el ambiente que enfrentará el canciller al llegar a la plenaria de los senadores de Morena. Es la única corcholata que asiste a esa reunión. Sheinbaum no fue invitada.  Sabemos que el coordinador de la bancada guinda no piensa renunciar. Lo tendrían que destituir. Va a resistir hasta el último recurso. Está claro que su futuro no está en Morena, pero tampoco lo vemos como candidato testimonial de ningún partido.

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La plenaria del Grupo Plural, que se celebra en el Senado, tuvo dos invitados de lujo: Cuauhtémoc Cárdenas y el ex canciller Jorge Castañeda.

El ingeniero se llevó la nota. Le dio su repasada al gobierno de la 4T, que encabeza López Obrador. Se dijo “muy preocupado”  por la situación que se vive en México. Motivos le sobran, los mencionó:

La desigualdad social que ha ido creciendo; hay más pobreza en términos absolutos; una economía que no crece; no hay generación de empleo, ni inversiones; tampoco  capacidad en el Estado para atender la educación, la salud, las comunicaciones.

“No se han tomado medidas suficientes –una reforma fiscal–  para que el estado cuente con los recursos necesarios para atender esas necesidades”.

Mención aparte tuvo la situación de violencia, inseguridad y presencia de los grupos delincuenciales en el país. Fue crítico con la estrategia de abrazos, no balazos.

“El crimen organizado ha venido controlando cada vez más territorio de la República, vía el sometimiento de presidentes municipales principalmente. No se ve que las medidas que están tomando den resultados”, dijo.

Para el ingeniero, se requiere un plan bien concebido, con responsables designados. “Establecer una estrategia distinta para combatir al crimen organizado”, subrayó.

Sobre el debate sobre si la Guardia Nacional debe o no adscribirse a la Sedena, dijo que eso no es lo más importante, sino dotar a sus miembros de armas adecuadas,  y que ésta sea efectiva. Le insistieron sobre el punto y acabó por decir que debe mantenerse en el ámbito civil.

En la sesión de preguntas y respuestas salió el tema de la sucesión presidencial. Cuauhtémoc fue claro: no apoyará a las corcholatas, ni a ningún aspirante,  hasta no saber claramente para qué quiere sentarse en La Silla.

“No voy a dar mi voto o simpatía a favor de nadie si no sabemos para qué quiere la presidencia de la República”, puntualizó.

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El ex canciller Jorge Castañeda, cuya intervención fue a  puerta cerrada, advirtió  que AMLO le está “picando los ojos” a  Estados Unidos y que ya logró lo que nadie: poner en su contra demócratas y  republicanos, según  los senadores del Grupo.

Dijo también que el embajador, Ken Salazar, quedó como el cohetero. No logró evitar el panel  con Estados Unidos, pero tampoco que AMLO diera marcha atrás en su postura de poner en desventaja la inversionistas extranjeras frente a la CFE y Pemex.