Nearshoring, competitividad e infraestructura

Desde Las Fuentes

Arturo de las Fuentes

Desde hace un par de años hemos estado abordando el tema del nearshoring como una oportunidad para promover el desarrollo económico de nuestro país a través del fortalecimiento en la inversión y la instalación de empresas extranjeras en la zona norte de nuestro país.

Sin embargo, desde aquel momento, reforzado en algunas entregas de 2023, se abordó el gran reto que esto representa en términos de la infraestructura, los servicios y la operatividad de las cadenas de producción, para lo cual, el Estado debe brindar las condiciones necesarias para que la actividad económica pueda desarrollarse a cabalidad.

Lo cierto es que, lo que en su momento fueron planteamientos económicos, hoy en día son necesidades que se deben atender de manera indispensable para que la inversión y las empresas que se han instalado en nuestro país realmente puedan operar en los parques industriales de reciente creación.

De acuerdo con la Asociación Mexicana de Parques Industriales Privados (AMPIP), entendemos un parque industrial como una superficie delimitada geográficamente y diseñada para el asentamiento de la planta industrial en condiciones adecuadas de ubicación con infraestructura, equipamiento, servicios básicos y una administración permanente que permita una operación continua. Los parques industriales se encuentran cerca de rutas de comercio, zonas habitacionales, instituciones educativas, corredores logísticos.

En México, la zona norte de nuestro país constituye uno de los mercados más dinámicos a nivel nacional, concentrando poco más del 60% de la actividad del mercado inmobiliario, en ciudades como Monterrey, Juárez, Reynosa, Saltillo y Tijuana. Tan solo en 2022 y 2023 se llevó a cabo la construcción (total o parcial) de cerca de 50 nuevos parques industriales en el país, ubicados en los seis estados fronterizos, así como en los estados de la zona del Bajío de nuestro país.

No es de extrañarse entonces, el interés natural que han mostrado las empresas extranjeras para instalarse en esta región que no sólo brinda la cercanía, sino constituye un espacio estratégico en términos del comercio bilateral.

Como se puede inferir, la operación de los parques industriales requiere una serie de condiciones mínimas para garantizar la operatividad de los ciclos productivos, mismas que requieren ser satisfechas a la brevedad. El primer reto, superado de manera parcial, ha sido la instalación de las nuevas plantas productivas, toda vez que, en muchos de los casos, se está trabajando de manera paralela para brindar los servicios básicos de agua, drenaje y suministro de energía, razón por la cual, se ha retrasado la operación de algunas de ellas,

El segundo reto lo constituye la operatividad de los procesos; algunos órganos, como la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana (ANIERM), ha lanzado las señales de alerta y preocupación, porque ante un momento importante que se vive con el crecimiento de empresas que llegan por el nearshoring, hay que estar listos y con planes al día de cómo se trabajará de forma más eficiente en las aduanas.

La parte logística que debe fortalecerse y mejorarse, para reducir los tiempos de entrega y a la vez, lograr que se simplifiquen los trámites y procedimientos en aduanas, con la finalidad de encontrar una sinergia entre los principales centros económicos de la región.

El tercer reto lo constituye la seguridad para los inversionistas, los trabajadores, la conectividad y la movilidad de las mercancías. Resulta fundamental continuar con las políticas que promuevan la atracción de negocios y la creación de empleos, y será importante cerrar los próximos años con un comercio bilateral fuerte e integrado, considerando que en 2026 se llevará a cabo la revisión y, en su caso, renegociación de los términos del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Finalmente, y reforzando aquellas ideas que se han desarrollado a lo largo de los últimos dos años, resulta fundamental trabajar ya no sólo en la planeación, sino en la modernización y la construcción de nueva infraestructura binacional, con una visión integral de la región que permita atender, las necesidades del suministro, abasto, producción e intercambio bilateral, a la vez que permita garantizar ordenamientos urbanos y territoriales sostenible en términos de las necesidades de las poblaciones y el desarrollo compartido que debe garantizar este fenómenos para las sociedades de ambos lados de la frontera.