Problemática fronteriza

Desde Las Fuentes

Arturo de las Fuentes

 

En entregas anteriores se abordó el tema migratorio en la frontera México – Estados Unidos, como un fenómeno creciente en el que algunas ciudades fronterizas comenzaban a visualizar como un estado de emergencia ante la incapacidad, tanto en infraestructura como en servicios, para poder atender las necesidades de todos esos migrantes y de las poblaciones fronterizas de ambo lados del límite territorial. 

Tan solo, durante la primera quincena de septiembre, se registraron cerca de 150 mil detenciones de migrantes en la frontera, lo que representa un incremento del 15% en relación con el mismo periodo de 2022. El incremento constante ha llevado a que, no solo las autoridades, sino un número creciente de actores, entre ellos las empresas, organizaciones y a la misma sociedad civil, emprendan una serie de acciones que han paralizado algunos puntos de la frontera, a la vez que demandan seguridad en los procesos migratorios.

Y es que, durante las últimas semanas, la frontera México – Estados Unidos ha enfrentado una serie de problemáticas como el cierre de varios cruces y puentes internacionales, entre los que destacan los puentes de Piedras Negras Eagle Pass, que desde el pasado 18 de septiembre han estado registrando el cruce de cerca de ocho mil migrantes, lo que ha llevado a las autoridades estadounidenses a cerrar el puerto fronterizo a fin de que el personal pueda incorporarse con CBP en las labores propias de la migración. 

Algo similar ocurrió en el puerto de entrada del Puente de las Américas en El Paso, Texas que por la misma razón, ha tenido que detener sus operaciones, causando pérdidas millonarias derivadas de la paralización del transporte de carga. 

Y qué decir de las empresas ferroviarias que, como Ferromex, se vieron en la necesidad de suspender temporalmente las operaciones de 60 trenes en rutas hacia el norte, debido a la muerte de casi media docena de migrantes que usaron los trenes para trasladarse hacia fronteras como Piedras Negras o Ciudad Juárez. La misma medida tuvo que tomar Union Pacific Railroad, que detuvo cerca de 2,400 vagones y paralizó sus operaciones en ambos lados de la frontera, ante el riesgo inminente de accidentes.

Esta situación no sólo se limita al cruce de personas y mercancías; algunos otros puertos fronterizos como el caso de Santa Teresa, uno de los cruces estratégicos para el sector ganadero de la región, se ha paralizado toda vez que, las largas filas y la escasez de funcionarios (que deben apoyar en los otros procesos migratorios) han llevado a la muerte del ganado y la complicación de los procesos binacionales de intercambio.

Y aunque cada punto en la frontera México – Estados Unidos es único, lo cierto es que, el fenómeno migratorio, aunado a las deficiencias en el sistema en Aduanas y la falta de personal para hacer frente a la situación, complican considerablemente los flujos de mercancías, capitales y personas a lo largo de la región, sobrepasando las capacidades de los gobiernos locales y estatales para hacer frente a la alta demanda de servicios por parte de las comunidades migrantes, así como las necesidades propias del intercambio comercial entre ambas naciones. 

Finalmente, es necesario que las autoridades de ambos países establezcan un acuerdo involucrando sus distintos niveles de gobierno. Si algo nos ha quedado claro es que el fenómeno de la migración es un tema que sobrepasa, por mucho, las fronteras nacionales, por lo que su explicación, y en consecuencia su atención, deberá darse de manera regional, con responsabilidades compartidas y acciones de cooperación que permitan generar flujos regulados y atendiendo las capacidades de cada nación.