LA RETAGUARDIA
ADRIANA MORENO CORDERO
- frustración de padres de normalistas porque presidente protege al Ejército
A cinco días de dejar Palacio Nacional, que la Ciudad de México no porque ahora sale con que va a permanecer en la capital de la República unos días dizque para aclimatarse antes de partir a su finca en Palenque, el presidente Andrés Manuel López Obrador, no ha podido, ni podrá, quitarse la más que marca, mancha que le deja no haber podido o igual no haber querido resolver el tema de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal “Isidro Burgos” de Ayotzinapa.
Como es bien sabido, el tabasqueño tomó este expediente como bandera política para su campaña en el 2018. Diríase que casi, casi dijo como el expresidente Vicente Fox en alusión al conflicto del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, (EZLN), que resolvería la situación en 15 minutos. El plazo que puso el aún inquilino de Palacio Nacional fue un poco más largo, pero no le bastaron los años que duró su errática gestión y todo, por su necedad de defender a toda costa a elementos del Ejército Mexicano; eso lo antepuso en todo momento y formó parte de su plan de gobierno que consistió en otorgarle todo el poder a un sector que se mantuvo leal porque el tabasqueño liberó a alrededor de 65 elementos del Ejército y con eso de que “amor con amor se paga”.
Este tipo de actitudes las han cuestionado duramente los padres y madres de los normalistas de Ayotzinapa en un ejercicio que no tuvo respuesta por parte de López Obrador.
“No hay presidente, al presidente nada más lo manejan (los militares)” dijeron en una ocasión los padres por lo que le han venido demandando que investigue y que no siga evediendo tocar a los militares
A su arribo a la presidencia, López Obrador se comprometió a llegar a la verdad en este expediente a la voz de que “hacer justicia no debilita a las instituciones, las fortalece. En este nuevo gobierno debe imperar la verdad ante todo”.
Esta vehemente defensa a los militares le produjo a López Obrador pleitos y enemistades, si no, pregúntenle a Alejandro Encinas Rodríguez, que en julio de este año, compareció en calidad de testigo en audiencia solicitada por militares.
Explicó en un artículo publicado en un conocido diario que la audencia de referencia tuvo como objetivo buscar su auto incriminación en los señalamientos presentados en suconytra ante la Fiscalía General de la República, (FGR), cuando Encinas se desempeñaba como subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación y como presidente de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia, creada por el propio López Obrador para el caso.
Por eso, Alejandro Encinas optó por buscar refugio en el gobierno de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México electa, Clara Brugada y hasta donde se sabe, no quiere saber nada más del caso Ayotzinapa.
De nada le ha valido al quasi exinquilino de Palacio Nacional las excusas y pretextos que esgrimió ante lo que al final resultó su muy evidente incapacidad y menos, la última reunión que sostuvo con los padres y madres de los 43 de Ayotzinapa. El abogado de éstos, Vidulfo Rosales manifestó el mal sabor de boca y la frustración con la que salieron sus defendidos luego de ese encuentro.
Justo ayer, María Magdalena Maestro Olivares, madre de Antonio Santana, uno de los desaparecidos, manifestó:
“Nos da mucho coraje que López Obrador no nos haya cumplido. Él prometió realizar una investigación en donde se castigaran a los culpables. Dijo que si el Ejército estaba involucrado, iba a ser castigado, pero no fue así. Todo lo contrario, porque lo está protegiendo».
Lo recuperado desde esa noche del 26 de septiembre del 2014, hace diez años que por cierto, también fue fría y lluviosa, han sido algunos trozos de hueso presuntamente pertenecientes a algunos de los desaparecidos, amén de que López Obrador no ha podido sustituir la verdad histórica, dada a conocer por el entonces Procurador General de la República, (PGR), Jesús Murillo Karam, preso desde agosto de 2022.
El extitular de la PGR señaló, palabras más, palabras menos que los normalistas de Ayotzinapa fueron privados de la libertad, de la vida, incinerados en el basurero de Cocula y lanzados al río.
Tampoco ha quedado muy aclarado, la actuación de quien era por ese entonces el alcalde de Iguala, la tercera ciudad más importante de Guerrero, José Luis Abarca y su esposa, María de los Angeles Pineda quienes presuntamente tenían nexos con el grupo delincuencial Guerreros Unidos y se dice que hasta los Beltrán Leyva, por lo que en Iguala, este siniestro matrimonio dejaba hacer en lo que se refiere a extorsiones y homicidios.
Lo que sí se sabe, es que el matrimonio Abarca Pineda eran muy cercanos a López Obrador, entonces perredista, al que apoyaron mucho.
Este es otro de los pendientes que deja el tabasqueño a su sucesora, Claudia Sheinbaum, a quien no le quedó más remedio que tomarla y decir que: “evidentemente hay mucho avanzado, hay contradicción en algunas versiones” y se comprometió a buscar la verdad en este expediente. ¿Lo logrará?
MUNICIONES
*** Quien ayer rindió protesta como la primera gobernadora de Guanajuato, fue la panista Libia García Muñoz Ledo, quien se comprometió a recuperar la paz para un convulsionado estado del que dice el presidente que hay más asesinados que en Sinaloa. García Muñoz Ledo se desempeñó como secretaria de Desarrollo Social y Humano durante la gestión de Diego Sinhué Rodríguez, y en la gestión que arranca, la mandataria estatal aseguró que la Sheinbaum Pardo volteará a ver a la entidad para apoyarla con recursos. Quién sabe porque si el jefe de la futura presidenta dispone otra cosa… Hubo presencias políticas diversas como por ejemplo los gobernadores de Aguascalientes, Michoacán, Nuevo León y Durango, la panista Tere Jiménez, el morenista Alfredo Ramírez Bedolla, el emecista Samuel García y el priista Esteban Villegas, respectivamente. Con más pena que gloria estuvo presente el expresidente Vicente Fox acompañado de su esposa, Marta María Sahagún que siempre mostró un aire de nostalgia. ¡Qué tiempos aquellos de la pareja presidencial!
*** Pues nada, resulta que a la senadora reelecta Ana Lilia Rivera, se le olvidó que ya no es presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara Alta y emocionada casi hasta las lágrimas se lanzó a cantar en la tribuna legislativa y por cierto, lo hace bastante mal. Con esta actuación, la legisladora quiso armar un nuevo mitin en el recinto a favor de Morena; al concluir su malísima interpretación de la canción de Fito Páez, “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, dijo “viva la esperanza, viva el amor”. No, pues sí, está visto que a los morenistas les tiene sin cuidado hacer el ridículo.