Qatar, el emergente mediador

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Elisa Gaitán

El día 7 de octubre del año 2023, el mundo fue testigo de un ataque sorpresivo por parte del grupo político y paramilitar islamista “Hamás”, desde la Franja de Gaza hacia los territorios de Israel.  A partir de esa fecha, la respuesta por parte de Israel y los contrataques con Hamás han sido portada de los medios de comunicación internacionales.

Nuevamente tras 75 años de conflicto entre Israel y Palestina, los reflectores apuntan hacia esta región del Medio Oriente y acapara la atención de países aledaños en materia geográfica, política y económica.

No es nuevo saber que terceros países han intervenido de forma directa e indirecta en la trayectoria del conflicto, ya sea en apoyo a una de las partes o como posibles mediadores del conflicto.

Dichos procesos de mediación han sido llevados por países y organizaciones internacionales y multilaterales como: Estados Unidos en repetidas ocasiones, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Noruega en los Acuerdos de Oslo, el “Grupo de los Cuatro” (Unión Europea, Rusia, Estados Unidos y Naciones Unidas), la Liga Árabe, entre otros intentos más.

Ahora, se han sumado nuevos candidatos al tablero de la mediación ante el conflicto por el que atraviesa la región. Es importante mencionar que el interés por países como China, Egipto, Rusia, Estados Unidos, Qatar, Arabia Saudita, entre otros; es debido a que el conflicto no es solamente una cuestión problemática entre un grupo político y paramilitar, y el Estado de Israel; sino que la naturaleza de este conflicto concierne a demás naciones que tienen cierto tipo de relaciones comerciales y económicas con países de la región, y específicamente, con el aprovechamiento de los recursos abundantes que se asientan en Medio Oriente: el petróleo y el gas natural como los más importantes.

El jugador principal en el tablero de la medición ha sido Qatar, siendo un país con el que oficialmente Israel no tiene relaciones diplomáticas, pero con una influencia con el grupo paramilitar de Hamás. La mediación se trató de una tregua de cuatro días que iniciaba el sábado 25 de noviembre y culminaría el martes 28 de noviembre, en la que se exigía un alto al fuego y permitir la entrada de ayuda humanitaria a la región de Gaza. El día lunes 27 de noviembre, se anunció el acuerdo entre Israel y Hamás que extendía por dos días más dicha tregua. 

Qatar es un emirato que mantiene lazos “estrechos” con Estados Unidos; alberga en su territorio a los principales dirigentes de Hamás y es considerado como un fiel a la causa palestina; a lo que el Dr. Yoel Guzansky del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Tel Aviv menciona “Qatar es visto como el único actor en el mundo árabe que es leal a la causa palestina”. 

La influencia que mantiene Qatar en la región es vista por su ubicación estratégica, y la abundante reserva de gas natural que posee; se mantiene que esto le ha permitido tener gran influencia política y posicionamiento en la región. En la negociación han participado figuras como la ministra de Estado para la Cooperación Internacional de Qatar, Lolwah Al-Khater; el Mossad, una de las agencias de inteligencia de Israel; Wael al-Dahdouh, jefe de la oficina en Gaza del medio noticioso Al Jazeera; el ministro de Asuntos Exteriores de Irán; el primer ministro provisional del Líbano; el director de la CIA; entre otros importantes diplomáticos y negociadores.

Los logros antes mencionados del gran mediador del conflicto son “algo nunca antes visto” menciona Guazansky, que, junto a Qatar, se han sumado Egipto y Estados Unidos. La liberación de rehenes ha sido el intercambio por parte de Hamás en apoyo a la tregua propuesta por Qatar, y que con estas acciones ha manifestado la accesibilidad a una negociación justa y comprometida en la que ambos pueden ganar.

Las oportunidades que las negociaciones han creado son prometedoras, e incluso han generado el reconocimiento internacional de Qatar en el papel de mediador del conflicto. Qatar busca su proyección a nivel regional e internacional, así creando un ambiente de confianza entre los Estados, que garantiza la invitación del país a posteriores negociaciones.