Recuento 2022

Desde las Fuentes

 

2022 ha sido un año emblemático en la relación bilateral México – Estados Unidos: apenas el pasado 12 de diciembre se conmemoró el 200 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, en una agenda única en el sistema internacional en la que se comparte historia, conflictos y esquemas de cooperación en distintos niveles.

 

En esta agenda, la frontera México – Estados Unidos se ha consolidado como un espacio estratégico en el que se desenvuelven la mayor parte de las dinámicas anteriormente descritas, en el intercambio de mercancías, capitales y personas.

 

Al inicio de este año, en la columna referente a las perspectivas, se hablaba de los impactos del escenario internacional para la región, pero sin duda, la Guerra entre Rusia y Ucrania se robó no sólo la atención de las naciones, sino que impactó en todos los espacios de estas. La frontera México – Estados Unidos resintió los efectos de esta guerra en temas como el incremento en los precios de los combustibles, que llevaron a la reconfiguración de las dinámicas de cruce derivado de los altos costos.

 

Económicamente hablando, el fin de la expansión económica china fue otro de los fenómenos que cambiaron las dinámicas y abrieron la oportunidad para la frontera norte de nuestro país: el offshoring que se venía desarrollando desde los últimos años, en el que las empresas estadounidenses se colocaron en el mercado chino, reviró por completo, abriendo la posibilidad con el nearshoring, de que los estados fronterizos se conviertan en sede de las empresas estadounidenses a fin de disminuir costos e incrementar el contenido regional de los productos.

 

Por otro lado, el proceso de integración, y especialmente México, ha enfrentado sus primeros desafíos de la era T-MEC, con las consultas en materia energética. Este proceso ha sido diferente de la era TLCAN básicamente porque se ha introducido la posibilidad de la negociación directa entre las partes para resolver las controversias. La fase de las consultas, en que se encuentra actualmente, permite que, a través del diálogo, se busquen acuerdos y soluciones a las distintas problemáticas propias del intercambio de bienes, capitales y personas establecidos en el acuerdo.

 

En la parte social, la frontera México – Estados Unidos ha enfrentado uno de los mayores retos en cuanto al tema de migración; si bien es cierto que este tema no es nuevo en la agenda, durante la última década ha existido un incremento sustancial derivado de las caravanas migrantes y el incremento en el número de nacionalidades de las personas que solicitan asilo en nuestro país. La mayor concentración de personas se encuentra justamente en la región fronteriza, en donde están a la espera de respuesta por parte del gobierno estadounidense. Ante esta situación, se ha refrendado durante este 2022, que el mayor reto para México se encuentra en la consolidación de la infraestructura en la frontera sur, para atender las necesidades de un flujo seguro propuesto por los organismos internacionales.

 

Ante todos estos elementos, el gobierno estadounidense ha definido la infraestructura como uno de los sectores estratégicos durante la administración del Presidente Joe Biden, destinando recursos para fortalecer la infraestructura fronteriza entre ambos países, garantizando con ello la posibilidad de que las dinámicas fronterizas se mantengan a la vez que se promueva el desarrollo compartido entre ambas naciones, en un trabajo que se ha venido realizando durante las últimas décadas para atender todos los temas anteriormente mencionados: se trata de la modernización y generación de nueva infraestructura que permita atender las necesidades del intercambio de mercancías, capitales y personas, a la vez que garantice la seguridad y bienestar de las poblaciones que habitan en esta región y que demandan certeza y acompañamiento institucional en las dinámicas de su día a día.

 

Sin duda alguna, se cierra este 2022 con los altibajos propios de la complejidad de una relación única en el sistema internacional, pero con un panorama positivo para 2023 que permita continuar fortaleciendo los lazos y dinámicas compartidas entre ambas naciones. Los retos continúan, tal y como continua el dinamismo de la realidad internacional, pero la única forma de hacerles frente es a través del trabajo compartido y proyectos sólidos que permitan garantizar la calidad de vida de las poblaciones fronterizas y de ambas naciones.