Desde Las Fuentes
Arturo de las Fuentes
El pasado 2 de junio México vivió una jornada electoral decisiva y única, no sólo por la cantidad, sino por las características propias del proceso electoral: se votó para renovar la Presidencia de la República, 500 diputaciones, 128 senadurías, 9 gubernaturas, y 31 de 32 congresos locales, además de cabildos municipales en 30 entidades.
Como resultado de la jornada, México tiene a la primera presidenta, mayoría de partido en el Poder Legislativo y mayoría en una buena parte de los Congresos locales, y una agenda compleja y llena de desafíos para los siguientes seis años. Por tal razón, esta entrega analizará como ha quedado el mapa político de nuestro país, haciendo especial énfasis en la situación de la frontera norte
Morena obtiene 7 de las nueve gubernaturas que se votaron, con lo cual, gobernará 24 de las 32 entidades federativas del país; de igual manera, obtuvo 60 senadurías, que junto con las de PT y PVEM suman 82, y alcanza 245 diputaciones, que en total contabilizan 370, al sumar al PT y al PVEM, virtual triunfo en siete de las nueve gubernaturas en disputa gobernará en 23 entidades. Además, será mayoría en 27 Congresos Locales, un hecho relevante para la aprobación de reformas constitucionales.
Aunque ninguno de los estados fronterizos vivió comicios para gubernatura, en la frontera norte, el mapa político se ha mantenido de la siguiente manera: de los seis estados fronterizos, tres estarán gobernados por Morena (Baja California, Sonora y Tamaulipas); 1 gobernado por el PRI (Coahuila), 1 por el PAN (Chihuahua) y uno más por Movimiento Ciudadano (Nuevo León).
En lo que refiere a senadurías y diputaciones, la frontera norte se pintó de guinda predominantemente; en el caso de las senadurías, en Baja California, Sonora y Tamaulipas venció Morena, mientras que, en Chihuahua, Nuevo León y Coahuila venció la coalición PVEM, PT y Morena. En términos de la primera minoría en Tamaulipas el candidato del PAN tendrá esa representación, y en Nuevo León Movimiento Ciudadano.En Baja California, Sonora, Coahuila y Chihuahua estará representado por la coalición PAN, PRI y PRD.
Para las diputaciones, los distritos fronterizos se inclinaron en su gran mayoría, por la Coalición PVEM, PT y Morena; salvo el caso de Baja California, en donde todos los distritos votaron por Morena, y los casos de Delicias, Chihuahua y Monclova Coahuila, que se inclinaron por el PAN, el resto de los distritos fronterizos estarán representados en la Cámara de Diputados por los partidos de la coalición que encabeza Morena.
En términos del ejercicio político, y a nivel gubernatura, se puede decir que el mapa de la zona fronteriza mantiene una visión de pluralidad con participación de las distintas fuerzas políticas del país; esto devela una dinámica propia de la región, que si bien mantiene una estrecha relación con el gobierno federal, esta no determina todavía, en su totalidad, las tendencias de la votación de la población fronteriza, sino que esta depende de otros factores en los que la dinámica binacional suele tener un peso espacial a la hora de tomar decisiones.
El nuevo mapa político de la región contrasta con el mapa estadounidense en que, tres de los cuatro estados son demócratas: California, Arizona y Nuevo México, siendo Texas el único estado republicano y el que, más medidas ha promovido en términos de la migración y otros temas que afectan la relación bilateral con nuestro país.
Finalmente, el mapa binacional refleja un escenario en el que se tendrá que privilegiar el diálogo y la negociación, ya que en la zona se encuentran congregadas todas las fuerzas políticas de ambos países. Recordemos que la relación bilateral estará fuertemente influenciada por los poderes federales, pero las dinámicas regionales demandan y exigen considerar la democracia mexicana y estadounidense de tipo multinivel, en el que se deberá atender y responder a la agenda bilateral, sin dejar de lado las necesidades y requerimientos de carácter local. Veremos en los próximos años como este nuevo mapa político se traduce en decisiones que, sin olvidar el color o la bandera partidista, deberán privilegiar la calidad de vida de sus poblaciones fronterizas.