Arturo de las Fuentes

Elecciones estadounidenses: nueva agenda bilateral

Desde Las Fuentes

Arturo de las Fuentes

 

El resultado de las elecciones estadounidenses ha sorprendido nuevamente al mundo; no sólo por el resultado como tal, sino por el impacto del Partido Republicano en el Colegio Electoral, dejando ver con ello las prioridades e intereses de los estadounidenses en torno a la política interna, así como las propuestas en torno a la política exterior estadounidense en el escenario internacional.

A partir de estos resultados, la relación bilateral México – Estados Unidos estará iniciando un proceso de redefinición en torno a la agenda entre ambas naciones; la preocupación está latente para nuestro país, considerando que las promesas de campaña electoral de Trump en relación con México incluyeron el cierre de la frontera, la deportación de migrantes irregulares, el establecimiento de aranceles del 25% a las mercancías mexicanas, así como el envío del ejército estadounidense para combatir a los cárteles de narcotraficantes en territorio mexicano.

En función de lo anterior, tres posibles escenarios se hacen presentes: un enfriamiento de la relación bilateral; una continuación de la relación en los términos que se ha desarrollado durante los últimos años, y finalmente, aunque más improbable, una mayor cercanía con nuestro principal socio comercial.

Aunque las propuestas de campaña apuntan hacia el enfriamiento de la relación bilateral, cabe señalar que dichas propuestas pueden ser matizadas por otros actores que intervienen de la relación bilateral de manera directa, entre los que destacan los estados fronterizos, las cámaras comerciales, los gobiernos locales y las mismas dependencias federales cuya capacidad de acción está estrechamente vinculada con la actividad mexicana. Todo estos actores, junto con las mismas poblaciones y la sociedad civil organizada, tendrían la capacidad de contrarrestar muchas de las políticas que buscase implementar el titular del Ejecutivo estadounidense en una agenda compleja, multitemática, multinivel y multiactor, en una dinámica propia, derivado de los lazos de interdependencia existentes entre los distintos sectores y niveles, independientemente de quién esté en el poder federal.

A ello se debe sumar la estrecha vinculación económica como un factor determinante que le puede dar continuidad a la interacción, sin que la relación asuma grandes cambios, o se generen conflictos en ella; sobre todo en los grandes temas que causan mayor debate en la agenda bilateral: migración, comercio y seguridad. 

Respecto de la migración, se espera por supuesto la continuación de la presión hacia el gobierno mexicano para que refuerce las medidas antimigratorias y que sea nuestro país quien contenga a las caravanas de migrantes dentro de su propio territorio. Y si bien se trabajarán medidas unilaterales a través de la búsqueda de fronteras seguras, o bilaterales para la contención de las caravanas migrantes, lo cierto es que se requerirá, sí o sí, de la cooperación para atender una problemática de corte regional, con alcances directamente proporcionales.

En lo que refiere a la seguridad, la principal preocupación que ha externado el ahora presidente de Estados Unidos es el trasiego de drogas ilegales provenientes de México, principalmente el fentanilo, razón por la cual se esperan medidas de reforzamiento de seguridad en la frontera, la cooperación interinstitucional en materia militar, así como la necesidad de acciones conjuntas para frenar otras problemáticas que le acompañan, tales como el tráfico de armas y los grupos delincuenciales que les suelen acompañar.

Por su parte, el área comercial estará marcada por la evaluación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, el cual, si bien ha dado resultados positivos en estos primeros años de su implementación, continua reflejando el problema del que se ha quejado el ejecutivo estadounidense, y que tiene que ver con el déficit comercial que tiene Estados Unidos con la región.

A pesar de ello, y ante una relación de franca competencia y contienda comercial con China, México se sigue abriendo como una de las posibilidades reales para el reacomodo de las empresas, en términos del nearshorging, o bien, del innshoring que está proponiendo Estados Unidos.

Finalmente, si bien el panorama no es el más sencillo para nuestro país, tampoco representa un escenario imposible de enfrentar; los temas son complejos, y requieren soluciones de la misma naturaleza que permitan garantizar la seguridad, sin necesidad de sacrificar el desarrollo compartido entre ambas naciones, y que forma parte del espíritu de integración comercial que une a la zona.

Por lo pronto, las primeras acciones de la presidenta de México (felicitación inmediata y comunicación telefónica) son señales positivas de que el gobierno mexicano busca establecer canales de comunicación y abrir vías para la cooperación bilateral, las cuales, esperamos se mantengan y fortalezcan.

 

Hombres del Poder

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