El inicio del nuevo mandato presidencial en Estados Unidos ha generado expectación entre la población estadounidense y la comunidad internacional, ya que se ha acompañado de una serie de órdenes ejecutivas y medidas operativas que han buscado revertir las acciones del gobierno saliente, y establecer un nuevo proyecto de nación que lleve, de acuerdo con el Presidente Trump, al retorno de la época dorada estadounidense.
Vale la pena señalar que la mayor parte de estas órdenes y medidas ya constituían promesas de campaña que, en buena medida, llevaron a la reelección al Presidente Trump, y las cuales constituyen una reestructuración de la política, economía, seguridad y política exterior estadounidense, siendo la región de América del Norte la que recibirá el impacto de manera inmediata.
La primer orden ejecutiva fue la relativa a la declaración de estado de emergencia en la frontera sur estadounidense, derivado de lo que el presidente ha denominado crisis migratoria y de seguridad para Estados Unidos. Entre las medidas propuestas para esta orden destacan la de la política «Quédate en México» (aun cuando esto depende de un acuerdo bilateral con México y no de una medida unilateral), que requiere permanecer en ese país mientras los solicitantes de asilo en EE.UU. están en espera de una decisión. Vale la pena señalar que esta medida fue aplicada en su anterior gobierno (2017-2021) y derogada por el gobierno de Joe Biden.
El cierre de la aplicación de CBP ONE fue la medida inmediata, en donde todas las citas programadas fueron canceladas y acompañadas de las primeras deportaciones. Aunado a ello, el titular del Ejecutivo ha ordenado el despliegue de 1,500 efectivos militares a la frontera sur y ha anunciado la continuación de la construcción del muro para evitar el ingreso de migrantes indocumentados., así como medidas en contra de las denominadas ciudades santuario.
Asociada de manera directa a esta medida, se dio la segunda orden ejecutiva, relativa a la declaración de los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas, toda vez que el Ejecutivo asocia la migración con el aumento de índices de criminalidad en Estados Unidos. Esto ha generado gran expectación en nuestro país, ya que el presidente no ha descartado la posibilidad de una intervención militar en territorio mexicano.
Otra de las medidas que interpelen directamente a nuestro país refiere al cambio de nombre del Golfo de México por el de Golfo de América (EE.UU.), así como la medida para eliminar el derecho de adquirir la ciudadanía estadounidense por nacimiento, bajo el criterio jus soli, en donde el territorio otorga la nacionalidad.
De manera indirecta, el presidente firmó órdenes ejecutivas que repercutirán en el futuro comercial de América del Norte; una de ellas fundamentada en la crisis inflacionista que está experimentando Estados Unidos, para lo cual, refirió una política económica y comercial en la que se espera que Estados Unidos vuelva a repuntar como productor de vehículos y país industrializado, así como el establecimiento del Sistema de Impuestos Externos. Estas medidas arancelarias y de gravámenes se espera que apliquen para México, Canadá y China, entre otros países.
Otras órdenes ejecutivas que impactan al sistema internacional refieren a la “recuperación” del Canal de Panamá, la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París, así como de la Organización Mundial de la Salud, con lo cual, se espera un apoyo mínimo o nulo a las iniciativas de cuidado y preservación del medio ambiente, acompañadas de una política de industrialización basada en energías fósiles.
Esto impactará directamente las cadenas de producción global y las relaciones comerciales regionales e internacionales. Sin duda alguna, esta serie de órdenes ejecutivas, acompañadas de medidas operativas que ya están comenzando a ejecutarse, representan un giro en la política estadounidense, en donde el presidente espera generar un cambio sustancial en la capacidad de acción estadounidense.
Finalmente, en este contexto, la frontera México – Estados Unidos representará un espacio estratégico, tal y como lo ha sido siempre en la relación bilateral, pero con una prevalencia en los temas de seguridad. Para México, será fundamental tener claridad que, independientemente de la jerarquización de los termas, el límite entre ambos países siempre será un aspecto prioritario que se deberá atender y promover, por lo que, se espera en breve se puedan desarrollar planes para atender las medidas y promover una relación bilateral fundamentada en el respeto y la cooperación.