Arturo de las Fuentes

Renegociación TMEC

En días recientes el titular del Ejecutivo estadounidense se ha pronunciado respecto de los tiempos y del alcance del próximo proceso de revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), razón por la cual, esta entrega reflexionará en torno a dos elementos fundamentales de dicho proceso: los escenarios de la renegociación, así como los elementos que deberá considerar cada uno de los equipos que estarán a cargo de ésta.

Comencemos señalando que, de acuerdo con las condiciones establecidas desde su creación, el TMEC estará vigente hasta el 1°de julio de 2036, por un periodo de 16 años. Para este 2026 está prevista la primera revisión del acuerdo, de la cual desprenden los siguientes escenarios:

La continuación del TMEC bajo las mismas condiciones. Esto implicaría permanecer bajo el esquema actual, y renovarlo por otros 16 años, es decir hasta 2042. Se pensaría como una opción para continuar haciendo frente a la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y de la cual el proceso de integración de América del Norte se ha visto beneficiado con cadenas de producción más integradas así como un comercio intrarregional de mayor alcance. Sin embargo, ante las condiciones de cambio de gobierno en los tres países, y específicamente las declaraciones del Ejecutivo estadounidense, este escenario se vislumbra como poco viable.

Un proceso de renegociación, parcial o total, en el que cada país busque atender los temas y sectores en los que se vislumbran áreas de mejora o de oportunidad de crecimiento. Esto implicaría cambios estructurales y una aprobación por parte del Congreso de los tres países. En este escenario se abre la posibilidad de continuar la revisión anual del acuerdo, hasta que los tres países logren determinar el rumbo que seguirá la región en torno a la zona de libre comercio establecida en el tratado.

La finalización del tratado, por la salida de una o más partes. Este escenario se vislumbra poco probable, tomando en cuenta que el tratado ha cumplido con el objetivo para el cual fue creado, promoviendo el dinamismo de la región, así como una mayor competitividad en el sistema internacional.

Para llevar a cabo la revisión y/o renegociación del Tratado, los equipos negociadores de los tres países deberán tomar en consideración los intereses, objetivos y dinámicas que se han generado a lo largo de estas tres décadas del proceso de integración. Si bien es cierto que México y Canadá han desarrollado lazos de mayor integración e interdependencia en la zona de libre comercio, Estados Unidos tiene varios elementos que su equipo negociador deberá considerar.

Este equipo negociador estadounidense ha reunido en otros procesos de negociación previos en la materia, las voces, estrategias y acciones de dependencias, empresarios, cámaras de comercio, think thanks,  investigadores, entre otros actores más que delinean la política económica, y que participan de ella de manera directa o indirecta.

Recordemos que, del total de empleos en Estados Unidos que se sustentan en el comercio exterior, el 33 % se deriva de las exportaciones a México y Canadá. Esto implica que, ninguna otra relación comercial regional tiene un impacto mayor en los empleos de los exportadores estadounidenses. 

De lado de México y Canadá basta decir que el 80% y el 76% del total de sus exportaciones se dirigen hacia Estados Unidos respectivamente, para valorar la importancia de la zona de libre comercio y del proceso de integración parta sus economías. Las dinámicas que se han generado en la región no sólo involucran flujos comerciales, sino cadenas de producción integradas y dinámicas transnacionales que hacen de la región, una integración única en el sistema internacional.

Por esta razón, la conformación de los equipos negociadores de México y Canadá será crucial ya que serán los encargados desarrollar las estrategias necesarias sobre los escenarios planteados, considerando los riesgos, costos y beneficios tanto de manera unilateral, como del bloque regional que derivarán de una posible continuación, renegociación o finalización del tratado.

No olvidemos que este proceso de revisión se diseñó para brindar a los tres países la oportunidad de actualizar periódicamente los términos del tratado según lo consideren pertinente. Ningún otro acuerdo comercial tiene una estructura tan flexible, lo que brinda una oportunidad sin precedentes para optimizar el comercio dentro de América del Norte.

Finalmente, se espera que este proceso de revisión del T-MEC sirva para abordar objetivos estratégicos, sin poner en riesgo el propio acuerdo. Ese será el reto de los equipos de negociación: mejorar las condiciones para mantener a América del Norte como una región próspera, competitiva y única en el sistema internacional.

 

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