Arturo de las Fuentes

Revisión y prenegociación T-MEC

2026 será el año en que, con base en las condiciones establecidas desde su creación, se llevará a cabo el primer proceso de revisión y/o renegociación del T-MEC. Recordemos que, un proceso de renegociación, parcial o total, implica que cada país, a partir de la revisión hecha al tratado, busque atender los temas y sectores en los que se vislumbran áreas de mejora o de oportunidad de crecimiento, de manera individual, como para el bloque regional, a través de los siguientes pasos: el planteamiento del problema, la identificación de los participantes, el análisis de los intereses, la búsqueda de soluciones y su instrumentación. 

Esto implica que, en este momento, se debe estar desarrollando la fase más importante del proceso, a la cual se dedicarán las reflexiones de esta entrega: el esquema de planeación y pre-negociación, que implica un trabajo unilateral al interior de los Estados para definir las estrategias a seguir.

Pues bien, la planeación implica en primera instancia, hacer un diagnóstico de los componentes del tratado por sector, identificando las áreas de crecimiento, como aquellas que necesitan ser fortalecidas. Este trabajo, requiere la participación de los sectores productivos, de comercialización, y de los especialistas en materia de negocios y promoción de las actividades económicas.

Paralelo a ello, se debe realizar el primer acercamiento con la(s) contraparte(s) a negociar, a fin de conocer los mimos elementos que se están analizando al interior del Estado. Para ello, se debe partir del elemento central de la negociación: la comunicación, recordando que todo proceso negociador es ante todo un proceso comunicativo. 

La comunicación es el medio del entendimiento y, sin ella, no hay negociación. Por medio de esta se expresan y se comprenden los objetivos, los intereses y deseos de las partes negociadoras, es decir, los acuerdos a los cuales se quieren llegar en una negociación. 

Si cada parte no puede manifestar sus deseos y necesidades en la fase de prenegociación, de un modo adecuado y eficaz, le será poco menos que imposible alcanzar algún objetivo durante el mismo proceso negociador. Por lo tanto, es evidente que una comunicación eficaz resulta esencial para cuidar y mantener el proceso, y por ende, llegar a un acuerdo y acelerar la velocidad de la instrumentación del proyecto.

Una buena negociación tiene que ver con saber dialogar, estructurar ideas y escuchar. Si por un lado negociar es alcanzar un acuerdo que nos satisfaga, conseguir ese beneficio no tiene que implicar que la otra parte resulte perjudicada por ello, más bien ponerse en el lugar de la otra persona. En este sentido, la comunicación puede jugar un papel trascendental. 

Durante la fase de la prenegociación, otro elemento es fundamental: analizar los enfoques culturales de los participantes, toda vez que, en América del Norte se encuentran presentes las dos perspectivas: la monocrónica la policrónica.

La primera de ellas, la cultura monocrónica, presente sobre todo en Estados Unidos, implica un enfoque de negociación lineal, secuencial e implica enfocarse en un asunto a la vez, basándose en información explícita y específica; mientras que, la policrónica, implica que haya varios eventos sucediendo simultáneamente, mucha gente involucrada y gran cantidad de información. El tiempo que se toma para completar una interacción es elástico y más importante que el itinerario de cualquiera de los participantes.  Este enfoque es más común en países como el nuestro, y en general en las naciones latinoamericanas.

Debido a la coexistencia de ambos enfoques en el proceso de renegociación del tratado, planificar un proceso integral implica considerar aspectos básicos como el contexto, la percepción de poder de las partes (confianza, cooperación e información), así como las expectativas, los roles formales e informales y las barreras psicológicas de cada uno de ellos.

Dado que la negociación integral busca entender las verdaderas necesidades y objetivos de cada uno de los involucrados, se deben enfatizar los puntos en común, minimizar las diferencias y encontrar soluciones eficaces a las diferentes problemáticas que se van presentando a lo largo del proceso.

En el caso del proceso de integración de América del Norte, confluyen prácticamente todos los de interés nacional para ambos Estados, como son comercio, infraestructura, salud, medio ambiente, seguridad, narcotráfico, armas, migración, educación, agua, entre muchos otros más, por lo que, las estrategias de planeación deberán considerar la jerarquía temática, así como las prioridades e intereses en cada sector de la agenda trilateral.

No olvidemos que este proceso de revisión se diseñó para brindar a los tres países la oportunidad de actualizar periódicamente los términos del tratado según lo consideren pertinente. Ningún otro acuerdo comercial tiene una estructura tan flexible, lo que brinda una oportunidad sin precedentes para optimizar el comercio dentro de América del Norte.

 

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