La agenda bilateral entre México y Estados Unidos abarca una amplia gama de temas estratégicos como lo son: seguridad, comercio, inversión, infraestructura, energía, medio ambiente, cultura, migración, combate al narcotráfico y tráfico de armas, los cuales reflejan, entre otros aspectos más, la complejidad de la relación entre ambos países así como la interdependencia y la necesidad de la cooperación para hacer frente a las problemáticas y promover el desarrollo compartido.
Todas estas temáticas se caracterizan por tener puntos de contacto que marcan la efectividad de las estrategias planteadas de manera bilateral: se trata de la comunicación y la coordinación interinstitucional con todos los actores involucrados en los diversos fenómenos que no solo afectan directamente a las poblaciones de ambos lados de la frontera, sino que también inciden en la estabilidad regional y en la proyección internacional de la región.
Vale la pena señalar que la complejidad de una agenda tan amplia como la que tienen México y Estados Unidos exige un enfoque coordinado, basado en el respeto mutuo y en el reconocimiento de intereses compartidos que promuevan la cooperación.
De igual manera, en todos esos espacios y temas debe de haber un canal de comunicación abierto y disponible de forma permanente, para atender los detalles y situaciones de cada uno de ellos. La comunicación efectiva entre los gobiernos y dependencias de ambos países, así como entre actores privados, sociedad civil organizada y la academia, es esencial para construir consensos y evitar dificultades, como la que recientemente se ha presentado con el tema aéreo, o las tensiones diplomáticas con otros países, que pueden contaminar otros temas de la relación bilateral.
En cualquier temática de la relación bilateral, la coordinación entre agencias de ambos países permite atender los temas de manera informada, especializada y ordenada, a través de mecanismos de diálogo que facilitan la resolución de disputas y la promoción del desarrollo regional.
La transparencia, la especialización técnica y el intercambio de información son pilares para fortalecer esta comunicación, sobre todo si consideramos que el gobierno de México y el de Estados Unidos funcionan diferente, y por ello se debe reforzar esa comunicación entre las diferentes instancias, tanto federales, como estatales y locales, para atender los temas adecuadamente.
Para nuestro país, es necesario reactivar sus áreas internacionales en las dependencias que tengan relación con Estados Unidos, ya que son muchos los temas que se tienen que atender, además de requerirse que técnicos y especialistas en cada materia los atiendan.
Finalmente, aunque persisten retos estructurales, la cooperación bilateral ha demostrado ser un instrumento clave para enfrentar desafíos comunes, a través de la construcción de estrategias y soluciones compartidas que respeten las soberanías y promuevan el desarrollo equitativo.
La agenda bilateral debe ser entendida como un proceso dinámico, en constante adaptación a los cambios políticos, económicos y sociales. La institucionalización de canales de diálogo, como las reuniones de alto nivel y los grupos de trabajo técnicos, permite dar continuidad a los acuerdos y responder con agilidad a nuevas coyunturas. En este sentido, la comunicación y la cooperación no son solo herramientas operativas, sino principios fundamentales para una relación estratégica y orientada al bienestar de las poblaciones de ambos países.