Construcción y modernización de infraestructura binacional

Desde las Fuentes

Arturo de las Fuentes

 

La infraestructura es el conjunto de instalaciones, servicios y medios técnicos que soportan el desarrollo de actividades. Suele incluir obras públicas, instituciones y sistemas con las que cuenta una ciudad y un país para llevar a cabo todas las actividades en los distintos sectores que le componen.

 

Los Cruces y Puentes Internacionales son la infraestructura binacional que mantiene a dos países conectados y permite el paso de personas, mercancías y vehículos. El acceso a estas instalaciones puede ser de modo peatonal, carretero o ferroviario, o bien, puede ser la combinación de algunos de estos; cada infraestructura está diseñada para controlar el flujo migratorio acorde con la demanda de cada región.

 

La infraestructura binacional tiene un propósito fundamental promover el desarrollo (en distintas dimensiones y sectores) de los países que comparten dichas obras. En lo que se refiere a la frontera México – Estados Unidos, la infraestructura se ha consolidado como un sector estratégico ya que ha sido la base del crecimiento económico regional, si consideramos que una buena parte del intercambio de mercancías y personas se realiza por la vía terrestre, consolidándola como el límite internacional más transitado a nivel internacional, así como el más dinámico en cuanto al cruce de personas.

 

Históricamente, el intercambio comercial ha sido la base del incremento de la infraestructura binacional; sin embargo, existen otras razones por las cuales debemos cuestionarnos ¿por qué es importante construir y modernizar la infraestructura binacional en la frontera México – Estados Unidos? Presentaremos algunas de las razones, sin que, su orden de presentación revele la priorización de las mismas, ya que, como el lector observará, todas y cada una de ellas, tienen una importancia fundamental en su ámbito de acción.

 

En primera instancia, y considerando los flujos de intercambio entre ambos países, es imprescindible hacer más eficiente y seguro el cruce de personas, mercancías y capitales en la zona de libre comercio más dinámica del mundo, garantizando con ello, una mayor competitividad regional. Esto cobra mayor relevancia si consideramos que los diez estados fronterizos de ambos países representan la cuarta economía mundial, y que muchos de ellos tienen mayor intercambio con su contraparte transfronteriza, más que con el resto de su territorio nacional.

 

De la mano de lo anterior, la construcción y modernización de la infraestructura permite consolidar el desarrollo urbano y ordenamiento territorial binacional con seguridad vial, considerando que, una buena parte del tráfico bilateral obedece a las dinámicas transfronterizas de educación, empleo e intercambio local. Esto implica considerar la infraestructura no sólo de los cuces y puentes, sino los accesos de las poblaciones y la manera en cómo se impacta el tránsito en los distintos espacios para poblaciones que viven día con día de un país hacia otro para sus actividades cotidianas.

 

Con los proyectos del siglo XXI se ha buscado ampliar el alcance de los proyectos de infraestructura binacional, y generar espacios comprometidos con el cuidado del medio ambiente, el desarrollo sostenible y el desarrollo social. Proyectos como la Reconversión del Puente BM de ferroviario a vehicular y el Centro Cultural Binacional de Brownsville y Matamoros, están considerando no sólo los cruces y puentes internacionales, sino la generación de espacios binacionales comprometidos con la generación de espacios verdes, y con el sector cultural como una estrategia para mejorar la calidad de vida de las poblaciones fronterizas, recuperar los espacios, promover la riqueza y trabajar por la valoración y conservación del legado histórico y artístico ferroviario de nuestro país.

 

Operativamente, la infraestructura permite incrementar la conectividad entre los dos países, disminuir los tiempos de tránsito y las largas filas de espera, sobre todo en el flujo de México hacia Estados Unidos, así como disminuir, directa o indirectamente, los espacios “porosos” entre los dos países, por donde se ha incrementado narcotráfico, el tráfico de armas y la migración indocumentada.

 

Todos los elementos presentados anteriormente deben obedecer a una visión integral de la frontera México – Estados Unidos que considere no sólo el proyecto de manera individual, sino las distintas zonas de impacto: desde lo local, estatal, binacional y regional, para lo cual, la infraestructura se debe acompañar de planeaciones robustas, que se traduzcan en planes de instrumentación estrategia, diseñados para mejorar las distintas zonas que componen la región fronteriza.

 

Finalmente, se debe tener claro que la instrumentación de proyectos de infraestructura binacional es un trabajo especializado y coordinado que se articula con un objetivo en común: materializar el proyecto y promover la cooperación como base de la relación bilateral, ya que el impacto de este tipo de proyectos se puede observar en todos los sectores y en todos los niveles, desde el local hasta el regional, en materia de comercio, competitividad, medio ambiente, comunicación, generación de políticas comunes, desarrollo compartido y sobre todo el mejoramiento de la calidad de vida de las poblaciones fronterizas.