Infraestructura fronteriza: nearshoring (Parte II)

Desde las Fuentes

Arturo de las Fuentes

En la entrega anterior se abordó del valor de la frontera México – Estados Unidos como un espacio estratégico, en términos del nearshoring; en esta ocasión, y en seguimiento al tema, se hablará sobre la importancia de la construcción de nueva infraestructura binacional y la ampliación de la existente, en términos de cruces y puentes internacionales, para hacer frente al crecimiento industrial que está experimentando la región y que repercutirá de manera directa, en el desarrollo urbano y ordenamiento territorial de la región en los próximos años.

Para ello, es necesario abordar los estados fronterizos de México en términos de sus regiones y las ventajas comparativas y competitivas que cada una de ellas está desarrollando, y que pueden ser lugares idóneos para la instalación de las empresas y, en consecuencia, de los cruces y puentes internacionales para la región. 

Partamos de la idea que existen cuatro regiones en la frontera que están presentando dinámicas diferentes y que definen el tipo de infraestructura a desarrollar. La primera región, California-Baja California, se ha caracterizado por ser uno de los espacios más dinámicos a nivel internacional, en cuanto al cruce de personas. Sin embargo, el mercado industrial en Tijuana ha registrado un crecimiento agresivo en los últimos años y para este 2023 se espera que la dinámica industrial pueda extenderse a los municipios aledaños, como Rosarito.

En la región de Arizona-Sonora, el crecimiento del sector manufactura a partir de la reapertura pospandémica de la región ha sido del 33.3% en las industrias básicas que incluyen la fabricación de equipo de transporte que creció en 114%; y las industrias metálicas básicas que crecieron el 2%. Aunado a lo anterior, no podemos olvidar que una de las actividades preponderantes de la región es el intercambio de productos perecederos, entre ellos vegetales y hortalizas provenientes de otras regiones de México, sobre todo de la costa noroeste.

La tercera región que incluye el Oeste de Texas-Nuevo México- Chihuahua, se caracteriza por ser una de las regiones más dinámicas en términos de la manufactura, por lo que el escenario del nearshoring le abre una gran oportunidad de dinamismo industrial. Se trata del estado líder en exportaciones del país en 2022, con más de 55,000 millones de dólares, así como en personal ocupado en el sector manufacturero, con más de 184,000 trabajadores en las industrias automotriz y de transporte.

Chihuahua está avanzando para posicionarse como pionero en electromovilidad, en una tendencia que marca que, cerca de la mitad de la producción de automóviles en 2030 deberán ser eléctricos. Ante este contexto, este estado está desarrollando una hoja de ruta para aprovechar las capacidades en la industria automotriz, electrónica, semiconductores y minería, así como impulsar estrategias para aumentar la competitividad y aprovechar las nuevas oportunidades de negocio, lo que le demandará una expansión de cruces y puentes internacionales de carga para hacer frente a este crecimiento.

La última región, la más dinámica de la frontera, se compone por la zona sur de Texas-Tamaulipas-Nuevo León-Coahuila. Esta región es la que está experimentando el mayor dinamismo en términos del intercambio comercial. Nuevo León se ha consolidado, por quinto año consecutivo en este 2022, como líder en producción manufacturera de dos sectores industriales: equipo de transporte e industria alimentaria, con un incremento anual de 14.5% y 10.2% respectivamente.

Por su parte, Coahuila se ha consolidado como el tercer estado, a nivel nacional, en producción manufacturera, con un valor de producción de sus industrias manufactureras por 1.1 billones de pesos, y un ascenso de 1.5%, en donde se destaca el sector automotriz.

Tamaulipas se destaca por la mayor actividad comercial del país, ya que a través de este estado, cruzan los corredores comerciales más importantes de la región América del Norte, además de que ha presentado un crecimiento sostenido en términos de industrias manufactureras del sector aeroespacial, por mencionar alguna. La infraestructura que requiere este estado incluye cruces y puentes ferroviarios, vehiculares y de carga, debido al gran dinamismo de la región.

Finalmente, el común denominador de la actividad en la frontera México – Estados Unidos es la manufactura, y de ésta, destaca el sector automotriz, en donde el 37% de la inversión proyectada para este sector, en el marco del nearshoring, son relacionados a la industria de autopartes (por ejemplo, baterías para auto eléctricos, chasises, transmisiones, rines de aluminio), seguido por muebles y maquinaria y equipo. 

Ante este crecimiento, cada zona deberá garantizar la infraestructura binacional necesaria, en términos de sus características y necesidades, para hacer frente a este gran reto del nearshoring que sin duda, no sólo incrementará la dinámica comercial, sino que cambiará la estructura de las ciudades fronterizas.

El mayor reto para quienes nos dedicamos a la instrumentación de proyectos de infraestructura en la frontera México – Estados Unidos consiste en planear, a la vez de instrumentar, proyectos que hagan frente a los retos y que garanticen paralelamente, la calidad de vida de las poblaciones fronterizas.