Infraestructura fronteriza: Nearshoring

Desde las Fuentes

 

Arturo de las Fuentes

 

El nearshoring es una realidad para México; hace algunas entregas se hablaba de este fenómeno y las oportunidades económicas que representa para México ser uno de los socios comerciales naturales más importantes de los Estados Unidos. Durante estos primeros meses del 2023, en los que se ha formalizado la instalación de varias empresas extranjeras en la zona norte de nuestro país, se están presentando nuevos retos en este proceso de externalización en el que las empresas (multinacionales, internacionales y transnacionales) transfieren parte de su producción a terceros que, a pesar de ubicarse en otros países, están localizados en destinos cercanos y con una zona horaria semejante.

 

Uno de los retos más importantes para México es contar con la infraestructura binacional, en materia de cruces y puentes internacionales, para hacer frente al incremento en el intercambio de mercancías, capitales y personas que se estará dando durante los próximos años. No solo se trata de determinar la localización de las nuevas empresas que están atrayendo inversión extranjera directa (IED) a nuestro país, sino garantizar las condiciones que permita la completa operatividad de éstas en los procesos de producción compartidos.

 

La región fronteriza representa, per se, un espacio idóneo para la instalación de estas empresas, no sólo por la cercanía geográfica con los Estados Unidos, sino por la conectividad existente gracias a los corredores comerciales y la infraestructura binacional existente a lo largo de los diez estados fronterizos, y que involucra 58 cruces y puentes internacionales que conectan a ambos países.

 

Aunado a lo anterior, la zona norte de México tiene una ventaja competitiva sobre otros espacios a nivel nacional y regional: mano de obra calificada que ha llevado a la especialización de los procesos de producción, pasando de la manufactura a la mentefactura, caracterizada por procesos especializados con mano de obra que les da valor agregado a los procesos de producción.

 

Estos elementos, aunados a la vecindad geográfica que representa una ventaja comparativa para México en relación con otros países, están llevando a que la frontera México – Estados Unidos consolide su posición estratégica bilateral, en donde la tendencia de instalación de las nuevas empresas extranjeras está liderada por ciudades como Saltillo y Monterrey, y que incluyen firmas estadounidenses, españolas, suizas, alemanas, y de otras partes del mundo que, en muchos casos, continúan funcionando en la región asiática, pero al mismo tiempo, están relocalizando o ampliando su manufactura en México para vender en el mercado de Estados Unidos, país que es, por cierto, el líder mundial en importaciones.

 

La instalación de estas empresas ha generado la construcción, durante 2022 y lo que llevamos de este 2023, de cerca de 50 nuevos parques industriales en la región, en los que destaca el sector manufacturero con la fabricación de automóviles y camiones, componentes electrónicos y autopartes, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Parques Industriales Privados (AMPIP), mientras que el Secretario de Relaciones Exteriores expresó hace poco tiempo, que se espera la instalación de cerca de 400 empresas en territorio mexicano.

 

Esto ha generado, de acuerdo con la secretaría de Economía, un incremento de cerca del 12% de la Inversión Extranjera Directa en 2022 en México, en comparación con el año anterior, de la cual, cerca de la mitad constituyen nueva inversión, que le está dotando de valor agregado a las cadenas de producción y  suministro de las que participa México.

 

Considerando que los flujos de intercambio entre ambos países incrementarán considerablemente, es imprescindible modernizar y construir más cruces y puentes internacionales que faciliten el tránsito y hagan más eficiente y seguro el cruce de personas, mercancías y capitales en la zona de libre comercio más dinámica del mundo, garantizando con ello, una mayor competitividad regional. 

 

Finalmente, este boom industrial que está experimentando México debe complementarse con una planeación en materia de infraestructura binacional a mediano y largo plazo, con una visión integral de la región que permita atender, con la modernización y creación de nuevos cruces y puentes internacionales, las necesidades del suministro, producción e intercambio bilateral, a la vez que permita garantizar ordenamientos urbanos y territoriales sostenible en términos de las necesidades de las poblaciones y el desarrollo compartido que debe garantizar este fenómenos para las sociedades de ambos lados de la frontera.