Mano de obra fronteriza

Arturo de las Fuentes

Derivado de la pandemia, y otros factores como la guerra entre Rusia y Ucrania, muchas de las empresas multinacionales decidieron reinstalarse en otros espacios cercanos a los Estados Unidos, abriendo la posibilidad para que la frontera norte de nuestro país se consolide como un espacio estratégico de inversión y producción.

 

La cercanía con el país vecino, así como el acceso a distintas vías de comunicación, deriva en que estas empresas tengan una excelente ubicación que les permita el intercambio de mercancías hacia los Estados Unidos, de manera ágil y efectiva.

 

Aunado a ello, los estados fronterizos han estado trabajando en dos grandes ejes sobre la infraestructura manufacturera: la estándar, que incluye un entorno cerrado, seguro, vialidades propias, servicios generales a pie de lote (luz, gas y agua), entre otros; y por otro lado, la infraestructura premium que incluye servicios extras, como oficinas de la aduana y terminales ferroviarias, gasolineras, restaurantes, entre otros.

 

Además de la ubicación, la infraestructura y la conectividad que ya se encuentran en pleno desarrollo, estas empresas buscan en México uno de los mayores potenciales de la región: la disponibilidad de mano de obra competitiva en términos de costos accesibles para los procesos de producción.

 

Sin embargo, por primera vez después de más de cinco décadas que comenzó el auge de la maquila en la región, se está enfrentando una problemática en la frontera por la falta de mano de obra.

 

Y es que, durante el periodo de la pandemia, y el consecuente cierre de la frontera entre México y Estados Unidos, el país vecino enfrentó una escasez de mano de obra debido en buena parte a los frenos propios del contexto.

 

Se calcula que los Estados Unidos, y específicamente con un mayor efecto en los estados fronterizos del sur de ese país, se tuvo una reducción de cerca dos millones de inmigrantes de los que tendría si el ritmo se hubiera mantenido previo a la pandemia, afectando sectores como la construcción, agricultura, ganadería, procesamiento de alimentos, entre otros.

 

En el momento en que se reactivan las actividades en la frontera, se abre la oportunidad y comienza a salir nuevamente la mano de obra mexicana hacia los Estados Unidos para estos mercados de trabajo en los sectores que se mencionaban previamente, se ha generado un déficit en las entidades fronterizas mexicanas que están comenzando con una dinámica de recuperación en la actividad económica.

 

En espacios como Ciudad Acuña los sectores productivos reportan falta de mano de obra calificada y no calificada en las distintas ramas de producción manufacturera; una situación que se reproduce a lo largo de la frontera México – Estados Unidos.

 

Finalmente, uno de los mayores retos que tienen los gobiernos locales fronterizos será promover el empleo en condiciones de competitividad, considerando que el sector laboral es uno de los pilares económicos del funcionamiento de la frontera México – Estados Unidos, que contribuyen no solo a las cadenas de producción integradas, sino determinan de manera directa los niveles de intercambio de mercancías, capitales y personas que se llevan a cabo en la región.