Los próximos días 10 y 11 de junio se llevará a cabo, en la Ciudad de México, la Reunión Binacional Plenaria de Cruces y Puentes Internacionales, razón por la cual, y partiendo de su relevancia en la agenda bilateral entre México y Estados, esta entrega reflexionará en torno a su relación con los proyectos de infraestructura binacional y desarrollo fronterizo.
Comencemos definiendo el Grupo Binacional de Cruces y Puentes Internacionales, que de acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), es un foro oficial de diálogo binacional, negociación y concertación de acuerdos en materia de infraestructura fronteriza entre México y EUA, que se reúne desde 1983 y es copresidido por la SRE y el Departamento de Estado.
Los integrantes de este foro se reúnen tres veces al año: dos reuniones regionales que atienden proyectos de la frontera seca (Tijuana – Ciudad Juárez) y de la frontera fluvial (Ciudad Juárez – Matamoros); así como una reunión plenaria en la que se presentan todos los proyectos, alternando cada año sede entre México y Estados Unidos.
Esta última reunión tiene gran relevancia, debido a tres razones principales: primero, porque es el foro en el que se conjuntan todos los proyectos de infraestructura de la agenda bilateral; segundo, es el espacio en donde todas las dependencias federales de Estados Unidos y de México, así como los gobiernos de los estados fronterizos se enteran, dialogan y negocian respecto a los avances de los proyectos de infraestructura binacional en la frontera; y tercero, constituye el espacio para solicitar el apoyo de dichas dependencias para continuar instrumentando los proyectos.
Al igual que las reuniones regionales, la reunión binacional plenaria se divide en dos secciones: pública y privada. En la primera se presentan los proyectos con la asistencia de los participantes, y la privada es con funcionarios de los gobiernos de los estados y de las dependencias federales, en donde se discute a detalle cada uno de los proyectos. La presentación de los proyectos se hace en la reunión pública y se solicita el apoyo de las dependencias federales para la continuación en la instrumentación de los mismos.
Por tal motivo, vale la pena señalar que el Grupo Binacional de Cruces y Puentes Internacionales es el mecanismo interinstitucional, bilateral, de consulta y concertación entre ambas naciones, más importante en materia de infraestructura binacional, para asegurar la adecuada comunicación en los ámbitos de la planeación, construcción, operación, mantenimiento y funcionamiento de los puertos en la frontera México- Estados Unidos.
La presentación de los proyectos de infraestructura binacional ante este grupo es fundamental, ya que todas las dependencias que forman parte de él participan de manera directa o indirecta en los procesos, representando un foro fundamental para establecer y estrechar los canales de comunicación entre los participantes de dichos proyectos a lo largo de la frontera México – Estados Unidos.
Para llegar con propuestas para su análisis a este grupo, existen otras instancias previas de comunicación, como son: en el caso mexicano, el Grupo Base Intersecretarial de Cruces y Puentes Internacionales, encabezado por la Secretaría de Relaciones Exteriores, en donde se revisan los avances y las necesidades de los proyectos fronterizos; existen grupos técnicos binacionales, que en algunos casos se forman para la instrumentación de proyectos en los niveles locales de gobierno; y por último, se tiene una agencia binacional que incluye, de lado mexicano a la Comisión Internacional de Límites y Aguas, y de lado americano, a su contraparte, que es la International Boundary and Water Comission, en donde se lleva a cabo la revisión técnica exhaustiva de los proyectos.
Finalmente, la comunicación binacional que se establezca en la reunión binacional plenaria será fundamental para instrumentar los proyectos de infraestructura en la Frontera México-Estados Unidos. Entre más fluida y clara sea la comunicación en los participantes y las autoridades de los diferentes niveles de gobierno, ayudará a agilizar la instrumentación de los proyectos de infraestructura binacional que son de alta complejidad, para así hacer de la frontera una zona más competitiva y con mejor calidad de vida para sus poblaciones.