Comunicación, transparencia y competitividad binacional.

Desde las Fuentes

 

Arturo de las Fuentes

 

Dentro de los proyectos de infraestructura binacional, existen tres factores que inciden directamente en la velocidad de instrumentación de los mismos: la comunicación binacional, la transparencia y la competitividad, los cuales impactan en cada una de las fases y permiten agilizar o retrasar los tiempos, acorde a la forma en cómo son considerados y manejados para y por los participantes. Hablemos un poco sobre ellos.

 

La comunicación binacional es fundamental, ya que constituye un medio de entendimiento, a través de la cual se expresan y se comprenden los objetivos, los intereses y deseos de las partes negociadoras, es decir, los acuerdos a los cuales se quieren llegar en una negociación. En razón de lo anterior, sin comunicación, no hay negociación.

 

Entre las partes negociadoras (emisor y receptor de un mensaje), se debe alcanzar un acuerdo que, en mayor o menor medida, sea satisfactorio para ambas partes, encontrar un equilibrio que no siempre se consigue, pero hay que buscar lograrlo. Una buena negociación tiene que ver con saber dialogar, estructurar ideas y escuchar. 

 

Si por un lado negociar es alcanzar un acuerdo que nos satisfaga, conseguir ese beneficio no tiene que implicar que la otra parte resulte perjudicada por ello, más bien ponerse en el lugar de la otra persona. En este sentido, la comunicación puede jugar un papel trascendental. Cuando superamos las barreras comunicativas que pueden ocasionarse de manera intencionada o no, enfrentaremos retos que hay que superar para agilizar la velocidad de la instrumentación. A la inversa, también un buen interlocutor podrá utilizar esa eficacia comunicativa para proponer un acuerdo que nos resulte benéfico en uno u otro sentido. Por lo tanto, la negociación significa preparación a la hora de plantear estrategias y utilizar las técnicas que estimemos más idóneas, pero también significa planificar para mejorar la eficacia comunicativa.

Cabe resaltar que el proceso negociador es ante todo un proceso comunicativo. Si las partes logran manifestar sus deseos y necesidades de un modo adecuado y eficaz, será mucho más sencillo diseñar y alcanzar objetivos compartidos. Por lo tanto, es evidente que una comunicación eficaz resulta esencial para cuidar y mantener el proceso de negociación, y por ende, llegar a un acuerdo y acelerar la velocidad de la instrumentación del proyecto.

 

La forma de facilitar la comunicación institucional y binacional entre todos los participantes, es a través de la formación de un grupo técnico, en donde se le da seguimiento a las acciones tanto del lado americano como del mexicano de manera periódica y así evitar que la falta de conocimiento de las administraciones de ambos países generen malos entendidos y detengan el proceso de instrumentación. La formación de un grupo técnico está inspirada en la teoría de resolución de conflictos como método, por lo que en la comunicación binacional institucional se han tenido resultados exitosos en acelerar la velocidad de instrumentación de proyectos de infraestructura.

 

El segundo elemento es la transparencia, la cual, va estrechamente ligada a la comunicación; todo proceso que se dé entre los participantes se debe dar de forma clara y directa, expresando las ventajas, desventajas, puntos de apoyo u oposición sobre los distintos temas, a fin de que se puedan diseñar estrategias de resolución integrales que contemplen la participación de todos los involucrados.

 

A nivel del grupo técnico, la transparencia implica que todos los participantes sean testigos de lo que se dice en las reuniones, para lo cual se elaboran minutas que posteriormente se revisan y corrigen entre todos los participantes. De esta manera, hay claridad en el proceso, ya que los temas y los problemas se presentan tal como son. 

 

El último elemento que incide en la velocidad de instrumentación de un proyecto de infraestructura binacional es la competitividad, definida por el Foro Económico Mundial, como el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de una economía, lo que a su vez establece el nivel de prosperidad que un país puede alcanzar.

 

Durante los últimos años, México y Estados Unidos se han comprometido a trabajar para tener una región norteamericana competitiva y dinámica. Uno de los propósitos más importantes de los gobiernos de Estados Unidos y México es hacer de la frontera una de las zonas más competitivas del mundo en un lapso de tiempo extendido, por lo que se debe afrontar en primera instancia la utilización de una planeación estratégica, la cual consta de la sistematización y coordinación de los trabajos realizados por ambos lados de la frontera encargados de una tarea específica, con el fin de maximizar la eficiencia global de la frontera y conseguir resultados totalmente óptimos.

 

Para lograr convertirse en la región más competitiva del mundo, la frontera México – Estados Unidos necesita modernizar su infraestructura e instrumentar proyectos binacionales para alcanzar al nivel acorde a la cuarta economía del mundo que representan los diez estados fronterizos entre ambos países. Sí y solo sí, se moderniza y construye infraestructura binacional, se podrá lograr consolidar a la región, como la más competitiva a nivel mundial. Ese es el valor de la infraestructura.